Las dos grandes potencias publicaron una declaración en la que se comprometen a "reforzar la acción climática en la década de 2020 (...) para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París", de limitar el avance de las temperaturas a final de siglo por debajo de los 2 grados centígrados y a intentar que no sobrepasen los 1,5 ºC, anunció en rueda de prensa el negociador chino, Xie Zhenhua.
"Las dos mayores economías del mundo han acordado trabajar juntas", declaró en rueda de prensa el enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry.
El anuncio dio un vuelco a la recta final de las negociaciones, primero porque suma a los esfuerzos a China, que hasta ahora había mantenido perfil bajo en la COP26, y segundo porque señala como objetivo acelerar la descarbonización en la presente década, a corto plazo, como senda para desprenderse del CO2 a mitad de siglo.
Washington y Pekín reconocen "la urgencia y gravedad de la crisis climática" y se comprometen "de manera individual, conjunta y con otros países durante esta década decisiva, de acuerdo con las diferentes circunstancias nacionales", a trabajar para evitar los "efectos catastróficos" de la crisis.
Mencionan además diferentes áreas en las que trabajar, desde el despliegue de energías renovables y tecnologías limpias, al recorte de emisiones de metano, la lucha contra la deforestación ilegal o el fomento de la economía circular.
La declaración, que llegó por sorpresa y que han aplaudido el secretario general de Naciones Unidas, Antònio Guterres, y el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, se conoce el mismo día en que la presidencia británica de la COP26 presentó un nuevo borrador de acuerdo sobre el que trabajar hasta el viernes.
Distintas fuentes involucradas en la negociación señalaron a Efe que ese texto, que insta a los países a presentar en 2022 compromisos renovados para 2030, deja espacio para el optimismo de cara a un pacto final que desarrolle el Acuerdo de París de 2015.
La propuesta de la presidencia reconoce, además, que alcanzar ese objetivo "requiere reducciones rápidas, profundas y sostenidas de las emisiones globales de gases de efecto invernadero" y menciona la necesidad de eliminar progresivamente el carbón y "los subsidios a los combustibles fósiles".
El texto ha sido valorado también como moderadamente positivo por las ONG, que critican, no obstante, que no cite expresamente el petróleo y el gas, y señalan que Arabia Saudí ha bloqueado una redacción más ambiciosa.
"Hay ganas de llegar a un acuerdo", comentó a Efe sobre el borrador una fuente de la negociación, que cree que se avanzará en algunos aspectos pero será difícil lograr un compromiso en la financiación.
Los países más acaudalados han faltado a su promesa de transferir 100.000 millones de dólares (casi 87.000 millones de euros) al año a los países pobres para ayudarles en la lucha climática entre 2020 y 2025. En el primer ejercicio solo se llegó a 79.600 millones de dólares y no se espera que la brecha se cierre antes de 2022 o 2023.
Ahora se busca diseñar la financiación a partir de 2025, donde los problemas están no tanto en la cuantía o en los conceptos -mitigación, adaptación o pérdidas y daños- sino en los mecanismos para canalizar el dinero y verificar las entregas, según la misma fuente, que afea a los anfitriones británicos no haber trabajado antes ese complejo aspecto técnico.
Por su parte, la vicepresidenta tercera del Gobierno español, Teresa Ribera, comentó a Efe que "es una base de partida muy interesante que confío sea mejorada en estos días", agregó.
Para lograr ese impulso final, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha modificado su agenda para viajar de Londres a Glasgow, donde ha dicho que el mundo encontraría "absolutamente incomprensible" que de la COP26 no salga una hoja de ruta bien definida para dar continuidad al Acuerdo de París de 2015, con soluciones esta década.