"Estamos observando un cambio de peces predominantemente de agua dulce a peces marinos en el Canal de Panamá (lago Gatún) en un corto período", señaló el ecólogo marino de STRI, Mark Torchin, uno de los investigadores del estudio desarrollado por este ente científico junto al Centro Leibnitz de Investigación Marina Tropical (ZMT) en Alemania.
Cuatro años después de la puesta en servicio del ensanche de la vía interoceánica panameña, en 2016, el monitoreo de los investigadores registró 11 nuevas especies de peces marinos en Gatún, un lago artificial que data de 1913 que es un elemento clave para el tránsito de embarcaciones y movimiento de la fauna marina entre los océanos Pacífico y Atlántico desde que iniciaron operaciones en 1914.
Según el estudio, que se vio interrumpido por la pandemia de la COVID-19, esto eleva el número total de especies de peces marinos presentes en el lago de 18 a 29.
Así, los peces de agua salada, conocidos como jureles, róbalos, mojarras y malachos, han reemplazado por completo a los peces de agua dulce en algunas partes del lago.
"La preocupación es que, si continúan las invasiones, hay una buena posibilidad de que algunos de esos peces se muevan al otro océano, con consecuencias ambientales desconocidas", explicó Torchin.
La salinidad en el lago también aumentó, aunque no se ha determinado si la causa está vinculada con un mayor tráfico de buques y uso de las nuevas esclusas, que incorporaron la recirculación de algo del agua de esas esclusas.
EL CANAL DE SUEZ
Lagos Amargos, en Egipto, eran originalmente más salados que el Mediterráneo y el Mar Rojo, lo que también limitaba el movimiento de especies, especifica el STRI, pero a lo largo de la historia del Canal de Suez más de 400 especies animales no nativas, incluidas más de 100 especies de peces marinos del Mar Rojo, han entrado en el Mediterráneo.
Con la expansión del canal, el aumento del flujo de agua diluyó los lagos y ocho nuevas especies de peces ingresaron al Mediterráneo durante los últimos cinco años, apunta la investigación.
En el caso del Canal de Suez, "puede ser posible utilizar el efluente hipersalino de las plantas de desalinización para hacer que los Lagos Amargos sean más salados nuevamente, con la salvedad de que esta alternativa debe estudiarse cuidadosamente antes de implementarla", plantea el estudio.
Durante las fases de planificación de las ampliaciones de los canales de Panamá y de Suez, "los investigadores advirtieron sobre los riesgos" y este "informe documenta esos cambios en tiempo real", comentó Gustavo Castellanos-Galindo, becario postdoctoral en STRI y científico invitado en ZMT.
Para el científico estas invasiones "son una señal de alerta temprana de lo que podría suceder si no se toman medidas correctivas".
"A lo largo de ambas costas de Panamá hay cientos de especies de peces que podrían tolerar las condiciones de un canal incluso ligeramente salobre. No sabemos cuáles serían las consecuencias ecológicas y socioeconómicas de estos peces que cruzan el canal hacia el Pacífico o el Atlántico", apuntó.
Los autores del estudio señalaron que la Década de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) puede "brindar la oportunidad ideal para garantizar que los canales se incluyan en la política marítima internacional para limitar los impactos ambientales y económicos de las especies invasoras".