Un Brasil polarizado decide si mantiene al PT en el poder

Brasil vivirá este domingo el desenlace de la campaña electoral más disputada de su historia reciente, dividido entre la presidenta y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) y el senador opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

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La presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

A diferencia de su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, quien conquistó con relativa facilidad dos mandatos consecutivos en 2002 y 2006, Rousseff enfrenta serias dificultades para sumar cuatro años más a los 12 que lleva el PT en el poder.

Tras ganar holgadamente el 5 de octubre pasado la primera ronda de los comicios, con un 41.59 por ciento de los votos válidos, Rousseff enfrenta en el balotaje una disputa voto a voto con Neves que, según las encuestas, dividió al país en dos partes iguales.

Pese a una leve ventaja detectada en los sondeos divulgados este lunes, Rousseff sigue técnicamente empatada con Neves en la disputa que, según el presidente del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE), Carlos Augusto Montenegro, es "la más difícil de la historia" y "será disputada voto a voto".

La división entre los 142,8 millones de electores habilitados a votar se refleja en las redes sociales, en los bares y en las calles, donde seguidores de los candidatos libran una "guerra" diaria que no pocas veces lleva a ofensas mutuas y a la ruptura de relaciones entre amigos y hasta familiares.

El gran triunfo de Rousseff para seguir en el palacio presidencial del Planalto es el éxito alcanzado por la política social adoptada desde 2003, cuando el PT llegó al poder con Lula da Silva.

Un informe de las Naciones Unidas divulgado en septiembre reveló que, bajo los gobiernos del PT, la pobreza extrema se redujo en un 75 por ciento y la tasa de desnutrición fue recortada a la mitad, gracias al programa Beca Familia, que beneficia hoy a unos 56 millones de personas. Además, la tasa de desempleo abierto está en un mínimo histórico del cinco por ciento.

Pese a ello, las masivas protestas populares que estallaron en Brasil en junio del año pasado demostraron que hay un profundo descontento incluso entre los integrantes de la llamada "nueva clase media", quienes pudieron ingresar en el mercado de consumo, pero que se quejan de los precarios servicios de educación, salud y transporte público.

Además, el reciente escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras -descubierto tras el arresto de un ex director de la empresa nombrado por el PT-, la inflación en aumento y el estancamiento de la economía del país conspiran en contra de Rousseff en las próximas urnas y alimentan el apoyo a Neves, el representante de las fuerzas "antipetistas".

En las últimas semanas, Neves reunió alrededor suyo a varios partidos que desean el fin de la "dinastía" del PT y obtuvo el apoyo de la ambientalista Marina Silva, quien terminó la primera vuelta en tercer lugar, con más de 22 millones de votos, y declaró su apoyo al candidato del PSDB.

Neves promete mantener y "perfeccionar" los programas sociales del PT y restablecer, al mismo tiempo, la política de responsabilidad fiscal vigente desde la edición del Plan Real de estabilización en 1995 y que, a su juicio, ha sido aflojada durante los casi cuatro años del gobierno de Rousseff.

Según el candidato opositor, los errores en la conducción de la política económica son los responsables de la desaceleración del crecimiento económico y del aumento de la inflación que -advierte- amenazan incluso los avances de los últimos años en el combate a la pobreza y a la desigualdad social.

Rousseff, por su parte, sostiene que, de llegar al poder, Neves realizará un ajuste "brutal" con medidas que eliminarán puestos de trabajo y perjudicarán a los más pobres.

La división entre ambos candidatos afecta también a las fuerzas políticas. Uno de los principales líderes del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) -el principal socio de la coalición gubernamental comandada por el PT- reveló que parte significativa de sus correligionarios apoya a Neves y no a Rousseff.

"Tendremos a 66 diputados electos del PMDB en la próxima legislatuva: de estos, 33 defienden hoy la candidatura de Aécio y 33 defienden la candidatura de Dilma", resumió Eduardo Cunha, quien el 6 de octubre obtuvo su cuarto mandato consecutivo como diputado y es precandidato a la Presidencia de la Cámara Baja en 2015.

Según el analista político Josias de Souza, del portal UOL, este panorama deja en claro que "la primera gran tarea del próximo presidente de la República, sea quien fuere, será la de unificar el país". (DPA)