La crisis de gobierno que azota al país desde hace meses alcanza así un nuevo pico de tensión. El partido gubernamental Pheu Thai nombró como sucesor de Yinluck a su viceprimer ministro, Niwatthamrong Boonsongpaisan.
La corte consideró ilegal el desplazamiento hace tres años de un alto funcionario y su sustitución por un pariente de Yingluck. Permanecen en el cargo los ministros que no hayan tenido que ver con la decisión, que designarán al nuevo primer ministro, mientras que en cambio caen todos los implicados, entre ellos el de Trabajo, el de Relaciones Exteriores y el de Finanzas.
Sin embargo, la decisión sigue sin desbloquear la paralización política del país, donde la oposición quiere que se nombre a un gobierno de transición no elegido en las urnas que imponga reformas para que no sea posible un abuso del poder en el futuro.
Los opositores intentan hacer caer a Yingluck desde noviembre y la acusan a ella y a su familia -sobre todo a su hermano Thaksin, destituido en 2006- de corrupción y malversación de fondos públicos.
Por el contrario, el gobierno exige que el nuevo Ejecutivo surja de las urnas, en las que según las encuestas lleva las de ganar. Los seguidores de Thaksin han anunciado manifestaciones masivas si se nombra a un gobierno no elegido.
El jurista y analista Verapat Pariyawong criticó en duros términos el fallo judicial. "Esto es un golpe jurídico con consecuencias a largo plazo en el equilibrio del poder", escribió.
En su opinión, el fallo de los jueces es una mera excusa. Verapat ha cuestionado ya en el pasado la independencia de la justicia, y lo mismo alega el partido gubernamental. En 2008, el tribunal, formado casi por los mismos jueces, destituyó a dos primeros ministros de la fuerza de Thaksin. Los militares lo derrocaron en 2006 y en 2008 el dirigente se fue al exilio, poco antes de que un tribunal lo condenara a dos años de cárcel por abuso de poder.
La sociedad está profundamente dividida: la mayoría de la población rural pobre de Tailandia apoya a Yingluck y a Thaksin. La oposición representa en cambio a las capas medias y altas urbanas, que desde la irrupción en la política de Thaksin en 2001 han perdido peso en el poder y según las encuestas son una minoría que no podría ganar en las urnas.
Desde 2006 ambos bandos han organizado protestas masivas y paralizado durante semanas zonas de Bangkok. Más de 100 personas murieron en enfrentamientos violentos. Los simpatizantes del Pheu Thai se llaman "camisas rojas" por el color de sus camisetas, mientras que la oposición se llamaba anteriormente los "camisas amarillas", pero ese movimiento se disolvió y hoy usan los colores de la bandera: rojo, blanco y azul.
El detonante en noviembre de la actual crisis fue el intento del Pheu Thai de permitir el regreso a Tailandia de Thaksin mediante una amnistía. El movimiento extraparlamentario PDRC ocupó durante semanas edificios gubernamentales y paralizó Bangkok al bloquear importantes cruces de calles. A su vez, el opositor partido Los Demócratas inició recursos legales contra Yingluck y boicoteó las elecciones del 2 de febrero pasado, con intimidaciones a los candidatos y electores. Los comicios fueron anulados posteriormente.