Sarkozy se dirigió a senadores y diputados para exponerles las líneas básicas de su mandato en una intervención similar al "discurso sobre el estado de la unión" que cada año hace el presidente estadounidense.
Comenzando por la economía, el presidente aseguró que no habrá subidas de impuestos, porque eso retrasaría la salida de la crisis.
"No haré una política de rigor. No aumentaré los impuestos", prometió, antes de admitir que en Francia "hay un problema de déficit (público)".
La prioridades de su gobierno se financiarán con una emisión de deuda pública cuyo monto y modalidades no concretó.
Tampoco dio detalles sobre la reforma del sistema de pensiones, aunque avanzó que "2010 será capital" porque se abrirá el debate con los interlocutores sociales sobre aspectos que ya están suscitando la polémica, como el posible retraso de la edad de jubilación, fijada en 60 años.
"La crisis no ha terminado" y "no sabemos cuándo terminará" pero hay que hacer lo posible por superarla cuanto antes, según el jefe del Estado, quien subrayó que hay que crear un nuevo modelo de crecimiento y "poner la economía al servicio del hombre".
Esa es la meta que se ha fijado para lo que le queda de mandato al frente de un gobierno que remodelará este mismo miércoles.
Sarkozy confirmó que habrá cambios pero no precisó si será una remodelación grande o simplemente un ajuste del gabinete a la salida de los dos ministros que dejarán sus puestos para ocupar un escaño en el Parlamento Europeo (PE): la de Justicia, Rachida Dati, y el de Agricultura, Michel Barnier.