Sarkozy asegura que dotar a la UE de derecho de veto en la ONU llevaría a la parálisis

"Francia no renunciará nunca a su derecho de veto" porque "sería una idea loca", indicó Sarkozy en un discurso ante el cuerpo diplomático en París, aunque en cualquier caso pidió una reforma para ampliar el Consejo de Seguridad.

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Nicolas Sarkozy.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, señaló que su país nunca renunciará a su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, y que dárselo a la Unión Europea (UE) "conduciría a la parálisis", a la vista de los desacuerdos internos en crisis como la de Libia e Irak.

"Francia no renunciará nunca a su derecho de veto" porque "sería una idea loca", indicó Sarkozy en un discurso ante el cuerpo diplomático en París, aunque en cualquier caso pidió una reforma para ampliar el Consejo de Seguridad.

Puntualizó que la ampliación atribuyendo un puesto permanente a la UE, como defienden algunos -por ejemplo en la oposición de izquierdas en Francia- "no tiene ningún sentido" porque "conduciría a la parálisis", como se vio en el caso libio o con Irak.

Reafirmó su postura de que "los grandes países deben estar representados" en el Consejo de Seguridad, igual que "todos los continentes".

El presidente francés se refirió al papel que debe tener el G20 (grupo de países desarrollados y emergentes) en la gobernanza mundial y consideró que "sólo es legítimo si toma decisiones".

Tras evocar el relevo que dio en la pasada cumbre de Cannes (Francia) en noviembre en la presidencia del G20 a México, dijo esperar de las autoridades de ese país que actúen para que se siga en esa línea.

"No dejemos que se paralice", comentó antes de advertir de que ai se reuniera sin tomar decisiones "no sobreviviría".

El jefe del Estado francés reiteró la idea de que el ciclo de Doha lanzado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) "es un fracaso" porque los parámetros con los que se concibió "son falsos" y "ya no existen".

Esos parámetros, recordó Sarkozy, eran que el mundo estaba integrado por países desarrollados y pobres, pero puntualizó que ahora en medio están "los emergentes, que están más cerca de los países industriales y ricos, que de los países pobres".

También cargó contra un sistema de negociación en la OMC "entre 165 ó 166", en alusión a los miembros de la organización, y apostó por permitir que haya en esta organización "negociaciones de bloque a bloque".

"Cambiemos nuestros métodos", "las reglas del siglo XX no pueden seguir funcionando", sentenció.