La idea era llevar a debate el proyecto de ley conocido como "Freedom Act", que tenía como fin poner límites a la recolección de datos teléfonicos en el marco de la ley "Patriot Act", y luego votarlo. El presidente Barack Obama había defendido la iniciativa del senador demócrata Patrick Leahy, que fue bloqueada sobre todo por los republicanos.
Éstos afirmaron que en caso de aprobarse la nueva ley, Estados Unidos ya no iba a poder protegerse satisfactoriamente de atentados terroristas. Mitch McConnel, el futuro líder de la mayoría en el Senado, puso como ejemplo al Estado Islámico (EI) y sus decapitaciones de rehenes estadounidenses. El republicano afirmó que era "el momento menos propicio" para "atarse las manos" y limitar el trabajo de los servicios secretos.
Leahy, en tanto, acusó a sus opositores de "generar pánico" y apeló en un discurso encendido a los senadores a defender la Constitución estadounidense. La votación de la ley habría sido una de las señales más fuertes para una reforma de la NSA.
"Los opositores a esta ley desconocen que la mayoría de los estadounidenses están muy, muy preocupados por la recolección de informaciones personales", dijo el senador Mike Lee.
El borrador preveía que los datos de conexión ya no pudieran ser almacenados por la NSA, sino por los proveedores telefónicos. La NSA hubiera podido acceder a ellos recién con una aprobación del Tribunal de Vigilancia Extranjera de Estados Unidos (FISC). En su búsqueda de terroristas, los servicios secretos tendrían que haber buscado en base a nombres concretos en vez de recabar todos los datos de una característica telefónica o una ciudad. Esto quiere decir que la NSA tendría que haber justificado sus requerimientos individualmente. (DPA)