Recuerdan el legado de Martin Luther King en su aniversario

Si hay algo parecido a la nobleza en el movimiento por los derechos civiles de Estados Unidos, esa es la familia de Martin Luther King Jr. Pero mientras el país se prepara para honrar el 19 de enero el legado del hombre que ayudó al país a dejar atrás una gran parte de su pasado racista, su familia evoca hoy su tarea de formas diferentes.

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El reverendo y Premio Nobel de la Paz, Martin Luther King, se dirige a los miles de seguidores en la localidad de Selma, en 1965.

Como pasa en muchas otras familias famosas, los tres hijos del héroe de los derechos civiles se han peleado por sus pertenencias -como su Biblia y su Nobel de la Paz- y por su herencia intelectual en la lucha contra la injusticia social.

También se ha visto involucrada en la polémica incluso su sobrina, Alveda King, como representante de un movimiento religioso conservador que discrepa en muchas cosas con su tío. Aunque todos coinciden en lo mismo: la no violencia como arma contra la injusticia.

El 15 de enero el líder asesinado en 1968 habría cumplido 86 años. Con motivo del aniversario, el Club Internacional de Prensa invitó a Alveda King para que diera un discurso sobre cómo habría visto su tío algunas de las cuestiones más controvertidas de la actualidad en Estados Unidos, como la ola de violencia en Ferguson, Missouri, después de que un policía negro matara a un joven negro desarmado.

En la charla quedó claro que la activista de 63 años no está de acuerdo con muchas de las opiniones de su tío. La religiosa cristiana se opone a la igualdad de derechos de los homosexuales, al control de las armas, el aborto, el aumento de los impuestos a los ricos y a un sistema de bienestar social que apoye a las familias más pobres.

Pero hay algo en lo que Alveda King sigue ardientemente los principios de Martin Luther King Jr.: la no violencia y la mediación cuando se trata de resolver conflictos raciales como el de Ferguson.

La activista recordó dos atentados con bomba contra su familia y contra un destacado abogado negro en la primavera y verano de 1963 en Birmingham, Alabama.

Su padre, AD King, quien trabajó estrechamente con Martin Luther King Jr., "trepó a un coche para hablarle a una multitud indignada que quería hacer lo que hicieron en Ferguson", explicó, trazando un paralelismo entre los disturbios de estos meses pasados y lo ocurrido en Missouri.

Cuando la gente empezó a tirar piedras a la policía y la situación escaló, el padre de Alveda les gritó que si querían matar a alguien lo mataran a él, pero que no hubiera enfrentamientos.

Alveda lamentó el hundimiento de la confianza en la policía en todo el país, que desembocó en el asesinato de dos agentes en Nueva York en diciembre, pero también criticó las iniciativas para controlar las armas, que en su opinión sólo sirven para que la gente buena deje de tener acceso a ellas y caigan sólo en manos de "los malvados".

La sobrina del activista señaló que le dolía sobre todo el grito de "Sin justicia no hay paz" de quienes protestaron en Ferguson y otras partes cuando se conoció que el policía Darren Wilson no iba a ser juzgado por la muerte del joven Michael Brown.

En su blog, invirtió la frase a: "Sin paz no hay justicia" y pidió a Estados Unidos "volver a pensar y dar significado" al lema, pues el caso de Ferguson afectó a dos familias, la de Brown y la de Wilson.

Su primo, Martin Luther King III, hijo del líder asesinado, declaró también a la CNN que su padre habría sentido pena por la familia Brown, "y en segundo lugar se sentiría decepcionado de que surgiera la violencia en todas las comunidades". "Él solía decir que la violencia es el lenguaje de lo inaudito".

Una de las exigencias del movimiento de los derechos civiles era que hubiese oportunidades económicas para las familias negras. Pese a la existencia de un programa federal para combatir la pobreza entre la comunidad afroamericana, la disparidad racial se ha ampliado a su mayor nivel desde 1989, según un estudio reciente del Centro de Investigaciones Pew.

En 2013, la riqueza de los hogares blancos era 13 veces mayor que la de los negros, por debajo de las 17 veces de 1989, pero el doble de la de 1998, cuando era sólo seis veces mayor. (DPA)