Rajoy evita defender su polémica reforma del aborto

"Es un asunto que produce posiciones diferentes en mi partido y en otras fuerzas políticas". Con esa frase despachó hoy Mariano Rajoy las discrepancias que genera en un sector de su Partido Popular (PP) la polémica reforma del aborto que impulsa su gobierno.

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El presidente de España, Mariano Rajoy.

El jefe del Ejecutivo español compareció hoy ante la prensa en La Moncloa tras el último consejo de ministros del año y allí evitó en varias ocasiones responder a las preguntas de los periodistas sobre una reforma que agita las aguas en España y por la que su gobierno ha recibido también críticas internacionales.

A Rajoy se lo vio incómodo, no pronunció la palabra "aborto" -"ese asunto", "este tema", dijo- y no entró a defender abierta y expresamente la controvertida reforma redactada por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

Básicamente se limitó a calificar la futura ley de "equilibrada" y a intentar situarla en línea con la de 1985 pese a que aquella contemplaba las malformaciones fetales como causa despenalizada de aborto y la de Ruiz-Gallardón solo acepta los supuestos de violación y riesgo para la salud física o psíquica de la mujer, dejando fuera las anomalías en el feto.

La oposición española arremete contra la reforma desde hace una semana, cuando fue aprobado el anteproyecto de ley. El Partido Socialista (PSOE) ha abierto de hecho una ofensiva europea con la intención de frenarla. Hoy, su homólogo francés respaldó una protesta de mujeres ante de la embajada española en París.

Pero ahora son también dirigentes del PP los que expresan discrepancias en público.

"Creo que merece la pena mejorar ese texto", manifestó hoy el jefe del gobierno regional de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, uno de los barones más importantes del partido y a quien se sitúa en las quinielas de posibles sucesores de Rajoy en el futuro. "Me gustaría que tuviéramos una ley de mayor consenso".

Antes de Feijóo, el jueves, fueron varios los discordantes, entre ellos la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, una de las figuras emergentes en la formación en esta legislatura.

Cifuentes se mostró de hecho de acuerdo con la ley de plazos, la situación en vigor ahora mismo en España que permite abortar a la mujer en las primeras 14 semanas de embarazo sin tener que alegar ningún motivo. Solo cree necesaria una modificación para que las menores de 16 a 18 años no puedan abortar sin permiso de sus padres.

El presidente del PP en la provincia vasca de Gipúzcoa, Borja Sémper, otra de las figuras que emergen con fuerza en el partido, no cree por su parte "en un Estado que se meta en la vida de las personas hasta el punto de imposibilitar tomar decisiones sobre su propia vida", según dijo.

Criticó especialmente que las malformaciones del feto no sean motivo suficiente para que la mujer pueda abortar legalmente y pidió que los diputados del PP puedan votar "en conciencia" durante la tramitación parlamentaria de la norma.

Rajoy evitó hoy decir si existe la posibilidad de que dé permiso a sus diputados y senadores para romper la disciplina de voto en la tramitación de la nueva ley del aborto. Pero lo cierto es que pocos creen que eso pueda ocurrir.

Los diputados "asumieron" la reforma del aborto cuando aceptaron formar parte de la lista electoral porque era un proyecto "previsto en el programa electoral" del PP, dijo hoy el portavoz de la formación en el Congreso de los Diputados, Alfonso Alonso.

Seguro de la mejoría económica de España en los dos años que le quedan al frente del gobierno, tal y como hoy se pudo ver en el triunfalismo que esbozó en el balance del año que hizo ante la prensa, Rajoy ha dado el pistoletazo de salida a una segunda mitad de legislatura más política, con reformas conservadoras en un claro guiño al ala más dura del electorado del PP.

La reforma de la ley del aborto es la medida estrella. Con ella satisface reclamos del sector más duro del partido -del que forman parte personas como el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, miembro del Opus Dei- y de la Iglesia católica. Pero agita, como se está empezando a ver, al sector moderado del PP.

La reforma en marcha supone acabar con el aborto como derecho de la mujer que consagra la ley de plazos en vigor desde 2010. La interrupción voluntaria del embarazo volverá a ser tipificada como delito, despenalizado solo en dos supuestos. Para acogerse a ellos, la mujer tendrá que pasar por tortuoso proceso burocrático y médico.

España no solo se alejará de su entorno, sino que se convertirá en el único país de la Unión Europea que emprende una reforma para restringir el aborto, en vez de para flexibilizarlo. "Solo la aplaude (el ultraderechista Jean Marie) Le Pen" en Europa, recordó hoy el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.