"Tras la crisis alimentaria seguirá una nueva e inevitable ola migratoria, principalmente hacia los países europeos", dijo Putin antes de una reunión por videoconferencia sobre el estado de la industria de la aviación en medio de las sanciones occidentales.
Putin acusó a Occidente de "tomar decisiones una tras otra que empujan a la economía mundial a una crisis y conducen a la destrucción de las redes logísticas y de producción".
"También conllevará un aumento de la inflación global y un agravamiento de la desigualdad con una reducción del bienestar de millones de personas y en los países pobres (...) hacia la tragedia de una hambruna masiva", subrayó.
Asimismo criticó a los países europeos por "ignorar los intereses de sus ciudadanos sólo para satisfacer a sus amos del otro lado del océano" y apostar por un populismo falso en el que llaman a "comer menos, abrigarse mejor, ahorrar en calefacción y renunciar a viajar".
Pronosticó que la renuncia al gas ruso significaría para Europa "una desindustrialización masiva y la destrucción de puestos de trabajo" en el marco del "incremento del coste de la generación de combustible y electricidad, los gastos comunales y la caída drástica del nivel de vida de los ciudadanos".
"Justo ese es el precio que los dirigentes occidentales proponen pagar a la gente por sus ambiciones y cortedad de miras tanto en política como en economía", señaló.
Putin acusó a EEUU de intentar sacar rentabilidad de la actual inestabilidad mundial, como ya hicieron "durante la Primera y Segunda Guerra Mundial y sus agresiones contra Yugoslavia, Irak, Siria y demás".
"Los mercados internacionales caen y el coste de las acciones de las compañías de la industria militar estadounidense no dejan de crecer", señaló.