El dirigente ruso fue recibido a su llegada por los presidentes de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quienes anoche le agasajaron con una cena en el castillo de Val Duchesse, en la capital belga, escenario de honor de importantes reuniones comunitarias.
La agenda de esta cumbre es muy amplia e incluye desde asuntos bilaterales como las negociaciones para un nuevo acuerdo marco UE-Rusia, a otros multilaterales como la presidencia de Rusia del G20, la situación en Siria, el proceso de paz en Oriente Medio o el polémico programa nuclear iraní.
Rusia, socio indispensable para el abastecimiento energético de la Unión, tendrá la oportunidad de abordar con los europeos la investigación abierta por Bruselas en septiembre al consorcio estatal gasístico ruso Gazprom, al sospechar que obstaculiza la competencia en los mercados de Europa central y del este y que abusa de su posición dominante.
Por su parte, la Unión Europea podrá hacer balance con Putin de la entrada de Rusia en agosto pasado en la Organización Mundial del Comercio (OMC), tras 18 años de negociaciones.
El bloque europeo ha reconocido este logro, pero también ha insistido en diferentes ocasiones a Moscú en que debe cumplir totalmente sus compromisos con la organización, ya que de lo contrario podría recurrir a los mecanismos de solución de disputas de la OMC.
Ambas partes también esperan hacer balance de las negociaciones para liberalizar los visados de corta estancia para sus ciudadanos.
Además, está previsto que la situación de los derechos humanos en Rusia figure igualmente en las discusiones.
Fuentes rusas y europeas aseguraron que no se firmarían nuevos acuerdos en esta cumbre, si bien está previsto que las dos partes suscriban una "asociación para la modernización" basada en programas cofinanciados por la UE y Rusia, como por ejemplo el plan de máster y doctorado "Erasmus Mundus" u otros para facilitar la movilidad de los estudiantes.