Pamplona, expectante y preparada para que explote la fiesta

La ciudad de Pamplona está expectante y preparada para que cientos de miles de autóctonos y foráneos hagan de sus calles el escenario de una fiesta inolvidable durante nueve días, los que duran los sanfermines, en los que se desarrollarán 437 actos del programa oficial e innumerables improvisados.

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Quizá estos últimos tengan cada año más importancia en lo que algunos definen como el "caos organizado", que supone coordinar dispositivos sanitarios, de seguridad y de servicios para procurar que no haya problemas en una ciudad que llega a duplicar con visitantes que llegan de forma escalonada sus 200,000 vecinos habituales, y en la que en esos días se vive en la calle.

La crisis económica ha hecho reducir un 13.8 por ciento el presupuesto respecto al año anterior, si bien se dedicarán 2.1 millones de euros a las 204 horas de fiesta interrumpida, con 317 eventos musicales, 74 actos para niños y 30 espectáculos taurinos, entre otros.

En todos ellos desea el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, que primen los sentimientos de "unidad, amistad y paz", a la vez que invita a que quienes se acerquen "a la mejor fiesta del mundo" que lo hagan con "ganas de disfrutar" como único requisito.

Sin embargo, también aquí la crisis altera los tradicionales llenos hoteleros de hace décadas para estas fechas, ya que en esta ocasión los hoteles, pensiones y cámping de Pamplona y su comarca colgarán el cartel de "completo" solo los dos primeros días de las fiestas.

En cuanto a su origen, se constata el descenso de clientes nacionales, pero aumentan los estadounidenses y se mantienen los australianos, británicos, italianos, alemanes y franceses.

Para todos ellos, sin duda, además de la prometedora juerga, la llamativa imagen del encierro provoca su mayor curiosidad, en muchos casos inconsciente cuando participan sin conocer unos mínimos datos sobre el correcto comportamiento en la peligrosa carrera ante los toros que serán lidiados por la tarde.

El encierro es el acto que más interés del público atrae, impulsado por la gran cobertura de la prensa nacional e internacional que cada año crean nuevos sanfermineros en potencia y mantienen viva esta condición, adquirida ya de por vida por quienes han probado alguna vez la fiesta.

Este año 416 periodistas procedentes de 18 países se han acreditado para los encierros de San Fermín, un 80 por ciento españoles (333) y el resto de Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Austria, Suecia, Ucrania, Japón, Rusia, México, Países Bajos, Portugal, Colombia, Venezuela, Canadá, Alemania, y Finlandia, que representan a 129 medios de comunicación.

Todos han mostrado su interés por relatar con palabras o imágenes el encierro, donde desde este año un poste del vallado realizado en acero corten recordará a los quince corredores fallecidos en el recorrido, el último de ellos el madrileño Daniel Jimeno en 2009.

El encierro y su peligro es una de las circunstancias que se mantiene de los sanfermines de antaño, unas fiestas que muchos añoran por sus menos aglomeraciones, por sus actos más auténticos y porque no arrastraban problemas que desde hace décadas centran la labor policial esos días.

Unos 3,400 agentes de la Guardia Civil, las policías nacional, foral y local velarán por la seguridad durante las fiestas de San Fermín 2013, centrados en los asuntos más comunes estos días, como son los numerosos hurtos, el aumento de tráfico de droga o las peleas que toda fiesta multitudinaria conlleva.

Todo ello, muy alejado del glamour que hace días reclamó el fotógrafo alicantino Francisco Cano, Canito, que con cien años sigue en activo, y que echa de menos los sanfermines del pasado, en los que conoció a Ernest Hemingway, Orson Welles o Ava Gardner.

Frente a su opinión, la de que muchos que valoran de los sanfermines precisamente la oportunidad que tienen todos por igual de integrarse en una fiesta en la que, por ir vestido de blanco y rojo, durante estos días se es pamplonés y universal. (EFE)