En enero, unas 32 toneladas de sustancias peligrosas como gas sarín o gas mostaza fueron cargadas en el puerto sirio de Latakia y sacadas del país, según informaciones de medios estadounidenses.
Pero eso supone menos del cinco por ciento de las en torno a 700 toneladas de armas químicas de categoría 1 (más peligrosa) que tiene el país y que, según los acuerdos, deberían estar fuera de Siria antes del 5 de febrero.
De ahí que se cuestione ahora el cumplimiento del plazo por parte de Siria. El gobierno justificó el retraso por los continuos combates y al situación de inseguridad en la guerra civil.
El comité ejecutivo de la OPAQ está debatiendo hoy en La Haya sobre la continuación de la operación.
Siria se comprometió el año pasado a destruir su arsenal químico, tras la presión de la comunidad internacional. Las sustancias químicas deben destruirse en un barco especial estadounidense en el Mediterráneo. (DPA)