Oklahoma, uno de los estados con más ejecuciones y más condenados a muerte del país, no mataba a un preso desde enero de 2015, hace casi 7 años, después de que fiascos en varias de sus ejecuciones forzasen una suspensión.
A Grant, un afroamericano de 60 años, le declararon muerto a las 16:21 hora local (21:16 GMT) tras recibir una cóctel letal de fármacos en la Penitenciaria Estatal de Oklahoma, en McAlester, de acuerdo al Departamento Correccional de Oklahoma.
Según el testimonio de periodistas que presenciaron la ejecución, Grant vomitó y tubo diversas convulsiones después de que se le administrara el primero de los tres fármacos del cóctel, el polémico sedante midazolam.
Grant cumplía una pena de 130 años de cárcel por varios robos a mano armada cuando asesinó a Gay Carter, una empleada de la cafetería de la prisión, en la que él también había trabajado.
Testigos declararon que Grant llevó a Carter hasta un armario que se utilizaba para almacenar utensilios de limpieza y la apuñaló 16 veces con una arma punzante casera.
El reo fue condenado a muerte en 1999, un año después.
Tras casi siete años sin ejecuciones, de litigios legales y de intentar construir una cámara letal con gas nitrógeno, Oklahoma volvió este jueves a matar a un preso con el mismo método -inyección letal- y fármacos que forzaron la pausa.
Una ejecución en enero de 2015 con los fármacos equivocados fue la gota que colmó el vaso después de que en otra, meses antes, el preso Clayton Lockett agonizará en la camilla durante tres cuartos de hora y su caso diera la vuelta al mundo.
La de Grant fue la primera de las siete ejecuciones programadas en Oklahoma entre este jueves y marzo de 2022.
Grant es el noveno preso ejecutado este año en EE.UU. Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte en 1976, 1,538 reos han sido ejecutados en el país, 113 de ellos en Oklahoma.