Aunque se informó de la huelga hoy, ésta comenzó hace una semana, cuando los 1,178 empleados de la fábrica Guanxing Precision se quejaron de que los patronos no han desarrollado un prometido sistema de pensiones y además deducen de su sueldo las pausas tomadas para ir al baño.
Reuniones entre obreros y responsables de la factoría fracasaron, por lo que los primeros decidieron ir a la huelga.
En junio se produjo otra huelga, en esa ocasión de 700 trabajadores, en una fábrica de Citizen en el sur de China, Xinmin Guanli Precision Timepiece (en la ciudad de Dongguan).
Aquellos huelguistas (más de la tercera parte de una plantilla de 2,000 empleados) comenzaron su protesta después de que la compañía pidiera a sus empleados trabajar en fines de semana para recuperar dos días de trabajo perdido tras la rotura de sistemas de aire acondicionado.
El pasado año, una ola de huelgas sacudió numerosas factorías en China, y en aquella ocasión también resultaron especialmente afectadas las compañías japonesas, en ese caso del sector automotriz (Toyota y Honda), un problema que en muchos casos se solucionó con fuertes subidas salariales de hasta el 60 por ciento.
Los analistas estiman que estas protestas simbolizan un aumento de las pretensiones de los trabajadores de la industria china, que a largo plazo supondrán un aumento del coste de la mano de obra en el país asiático (durante décadas uno de los más bajos del mundo, lo que atrajo a muchas multinacionales a producir en China).