"Esto es un intento de golpe de Estado", dijo Netanyahu en una conferencia de prensa poco después del final de la audiencia de hoy, en la que fue incriminado por el primero de los testigos de la Fiscalía.
Además, describió al procedimiento como una "caza de brujas" en su contra y acusó a la Fiscalía de "abuso de autoridad".
Estas declaraciones de Netanyahu son similares a acusaciones previas contra la Justicia por su parte y llegan después de una larga jornada, en la debió hacerse presente en el Tribunal de Distrito de Jerusalén para la primera de múltiples audiencias de la fase probatoria del juicio.
"Todos son iguales a los ojos de la ley y todas las personas son iguales ante el tribunal y ante los jueces; los más grandes y los más pequeños, los ricos y los pobres, los que tienen más y menos poder", dijo la fiscal general del Estado adjunta, Liat Ben-Ari, apenas comenzada la audiencia.
El primero de los testigos citados por la Fiscalía fue Ilan Yeshua, exdirector ejecutivo del portal de noticias Walla y vinculado al más grave de los tres casos de corrupción contra Netanyahu, el conocido como "Caso 4,000", en el que se le acusa de haber hecho favores al gigante de telefonía israelí Bezeq a cambio de cobertura favorable en Walla, ambos controlados por el mismo empresario, Shaul Elovitch.
En su testimonio, Yeshua describió en detalle las presiones que recibió para mejorar el trato que se debía dispensar a Netanyahu, en detrimento de sus rivales.
El juicio continuará mañana, martes, y se prevé que incluya tres audiencias semanales por un período indefinido de tiempo.
Esto coincide con los intentos de Netanyahu de mantenerse en el poder, tras las elecciones generales del pasado 23 de marzo en las que ni él ni la oposición obtuvieron los apoyos necesarios para formar un Ejecutivo, algo que, de no prosperar las negociaciones, podría llevar a los quintos comicios en poco más de dos años.
Aunque por ahora Netanyahu se perfila para ser quien reciba el encargo del presidente de Israel, Reuven Rivlin, para intentar formar Gobierno, no tiene garantías de lograrlo, lo que añadiría más incertidumbre a la situación política israelí.