Arellano Stark, quien se desempeñó como “delegado” de la Junta Militar de Gobierno que asumió tras el derrocamiento del presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, fue líder de una de las operaciones de exterminio de opositores más cruenta de la dictadura (1973-1990).
La llamada “Caravana de la Muerte”, integrada por miembros del Ejército, recorrió varias ciudades de Chile en un helicóptero militar con la misión de “agilizar” y “revisar” procesos contra personas detenidas tras el golpe de Estado.
En su primer recorrido, a partir del 30 de septiembre de 1973 por el centro y sur de Chile, el grupo ejecutó a 26 personas, mientras que el 16 de octubre de 1973 se dirigió al norte del país para ejecutar a 71 detenidos.
El general en retiro, de 94 años, fue sometido a proceso por la justicia chilena y en 2008 condenado a seis años de presidio efectivo por el homicidio de cuatro personas, pero ese mismo año se determinó que padecía una demencia mixta crónica e irreversible, por lo que fue sobreseído en 2015 por la Corte Suprema.
Arellano Stark, quien estaba internado en una clínica privada, también integró la desaparecida Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), uno de los principales aparatos con que contó la dictadura para reprimir y matar a los opositores al naciente régimen.