Miseria en África augura nueva ola de inmigración a Europa en 2014

Fue una lucha desigual en el punto de encuentro entre España y África a la que acudieron durante la noche en torno a 1,000 inmigrantes africanos desarmados que querían, formando filas, derribar y traspasar una verja de seis metros de altura en un lugar aparentemente poco vigilado de la frontera.

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El camino hacia Melilla, uno de los enclaves españoles en el norte de África, parecía libre. Pero de repente los africanos no tenían oportunidad alguna ante los más de cien efectivos de seguridad españoles y marroquíes que los esperaban. Las autoridades conocían desde hacía tiempo su arriesgado plan.

Este suceso ocurrido en diciembre no fue el primer intento de cruzar la frontera en masa: en septiembre 100 inmigrantes habían logrado así con éxito entrar en un campo en Melilla. Ahora, España quiere reforzar la frontera, ante la acumulación en Marruecos de decenas de miles de africanos de países del sur del Sahel con el sueño de llegar a la rica y pacífica Europa; un sueño por el que muchos pierden la vida.

La Organización Internacional para la Migración (OIM) registró hasta finales de diciembre 707 refugiados muertos en el Mediterráneo: el accidente más grave tuvo lugar a comienzos octubre, cuando ante la isla italiana de Lampedusa se ahogaron 366 inmigrantes indocumentados al zozobrar el barco sobrecargado en el que viajaban.

Pero no sólo los últimos metros para llegar a Europa son peligrosos: "Los inmigrantes se arriesgan a sufrir torturas, violaciones, detenciones y naturalmente a perder la vida", dijo el director de la OIM para África Oriental, Ashraf el Nour, en Nairobi.

La aspiración de alcanzar países del norte es un tema constante en África. En Somalia y Eritrea, en los campos de refugiados de Etiopía, Kenia o Uganda, pero también en los barrios más pobres de metrópolis como Dakar, Lagos o Daressalam, actúan traficantes de personas sin escrúpulos que se enriquecen con los sueños de los desesperados.

La agencia fronteriza de la Unión Europea (UE), Frontex, registró en 2013 un considerable aumento de refugiados frente a los dos años anteriores.

Según el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en África hay en estos momentos 3,9 millones de refugiados registrados, aunque los expertos creen que la cifra real es mucho mayor. Para escapar de los regímenes, persecución de las minorías o guerras civiles en sus países, cada año huyen cientos de miles de personas.

Es el caso de los cristianos en el norte de Nigeria o de Eritrea, de donde huyen cada mes unas 3,000 personas, muchas buscando caminos para alcanzar Europa. La desesperación y la violación de los derechos humanos desatan la huida, advertía la encargada especial de la ONU para Eritrea, Sheila B. Keetharuth, en octubre. En 2012, un año especialmente malo, huyeron de ese país más de 300,000 personas, según ACNUR. Y en los primeros nueve meses de 2013 un total de 7,500 eritreos alcanzaron las costas de Italia. Además, la mayoría de las víctimas de Lampedusa venían de ese país.

En Somalia la gente intenta principalmente huir del terror de la milicia islamista Al Shabaab y millones de personas abandonaron el país en los últimos años. Los traficantes de personas exigen a las familias hasta 15,000 dólares (10,900 euros) por un viaje ilegal a Europa, señala Mahdi Gedi, de 28 años, que logró llegar a Holanda en 2009 en un viaje clandestino, pero allí le rechazaron su petición de asilo y lo enviaron de regreso a Mogadiscio. "Pero lo volveré a intentar", reconoce. "Aquí no tengo futuro".

Quienes desean huir emplean nuevas tácticas cada vez: hace poco fueron detenidos 30 somalíes con pasaportes europeos en vigor en el aeropuerto de Adén. Los documentos eran de asilados de Alemania o Dinamarca que habían enviado sus papeles a familiares en Somalia, con la esperanza de engañar a los funcionarios de fronteras de Fráncfort o Copenhague.

Pero también huyen por la miseria general que existe en sus sociedades: en África casi la mitad de la población vive con menos de 1.25 dólares al día, según el Banco Mundial. Muchos economistas tenían esperanza en las altas cifras de crecimiento de algunos países y el surgimiento de una nueva clase media en África, pero en vista de los gobiernos incapaces y corruptos y un crecimiento demográfico muy alto, apenas cambia la extrema pobreza y el desempelo masivo.

"África está aún muy lejos de un gran cambio", señala el economista jefe del instituto de política IRR de Johannesburgo, Ian Cruickshanks. En el futuro tampoco habrá empleo para millones de jóvenes y además el crecimiento económico no frenará necesariamente la voluntad de huida, sino que más bien muchos podrán pagar así a las bandas de traficantes, señala el experto de la OIM Ashraf el Nour en Nairobi.

"Lampedusa es síntoma de una enfermedad que arraiga en los Estados africanos mal gobernados", opina el diplomático alemán experto en África Volker Seitz. Si Europa quiere frenar la avalancha de refugiados tendrá que aumentar drásticamente la presión sobre los gobiernos corruptos de África.

Muy importante será una política para frenar el crecimiento demográfico. "Nadie puede decir hoy cómo conseguirá el continente, actualmente con casi 1,200 millones de habitantes, alimentar a su población en 2050, que será de en torno al doble", añade Seitz.