La purificación tradicional entre los seguidores de Mahoma de evitar comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales entre el amanecer y el ocaso ha empezado en este archipiélago asiático marcada por las amenazas de los grupos extremistas.
Las agresiones a locales de copas, prostíbulos y centros de masajes durante el Ramadán por parte de organizaciones radicales se han convertido en un hecho frecuente en los últimos años en Indonesia.
El grupo radical Frente de Defensores del Islam (FPI) ha advertido de que, coincidiendo con la festividad religiosa, efectuará redadas en establecimientos sospechosos de servir bebidas alcohólicas o de permitir la prostitución.
"Vamos a investigar si actividades pecaminosas que violan las reglas, como el consumo de alcohol, tienen lugar en restaurantes y clubes. Si la policía y las autoridades no actúan, los haremos nosotros mismos", aseveró Salim Assegaf, portavoz del FPI, en declaraciones recogidas por el portal local Tempo.
Conseguir una copa de vino o de cerveza en un local público durante el Ramadán es complicado, puesto que algunos bares para evitar conflictos eliminan el alcohol de su carta, mientras que otros optan por tapar sus ventanas para evitar la irrupción de radicales y lo sirven a escondidas en copas de té o café.
Sin embargo, la gran mayoría de musulmanes indonesios se concentra en reunirse en familia al caer la tarde para romper el ayuno con un copioso banquete.
Los fieles han notado en su carteras el notable encarecimiento de todos los productos a causa del recorte en la subvención de los combustibles anunciada por el Gobierno.
"No solo los precios de productos especiales como la carne, sino también de alimentos tan comunes como las cebollas se disparan habitualmente en estas fechas. Este año puede ser incluso más marcado porque los comerciantes dirán que para ellos también se ha encarecido el transporte", explica a Efe Edma Febraini, una administrativa de Yakarta.
El precio de la gasolina subió un 44 por ciento el pasado mes en todo el país tras el recorte en los subsidios anunciado por el Ejecutivo indonesio para poder equilibrar los presupuestos estatales y salvar la economía del país.
El Ramadán, que es uno de los cinco pilares del islam -junto a la oración cinco veces al día, la profesión de fe, la limosna y la peregrinación a La Meca una vez en la vida-, debe ser cumplido por todo musulmán excepto las embarazadas, los enfermos y los niños.
"Es un mes duro pero desde pequeña aprendes por qué es importante. Si te alimentas bien, bebes muchos líquidos, comes fruta antes del amanecer, el cuerpo no sufre", detalla Hesty Prawati, empleada bancaria en Yakarta.
La joven indonesia considera que lo "más bonito" del ayuno diario es "compartirlo con la familia, con los amigos, después de un día duro poder celebrarlo por la noche todos juntos con una fiesta".
El carácter sagrado del Ramadán, que coincide con el noveno mes del calendario islámico, se debe a que fue en este periodo cuando, según la tradición, el profeta Mahoma recibió la revelación del Corán.
El fin del Ramadán viene marcado por la festividad del Idul Fitri, cuando decenas de millones de indonesios parten a sus lugares natales para celebrar en familia.
Indonesia cuenta con 240 millones de habitantes, de los cuales alrededor del 85 por ciento profesan un islam moderado. (EFE)