El viaje, que comenzó el domingo, estuvo precedido del llamamiento de múltiples organizaciones humanitarias que reprocharon el despliegue de la alfombra roja a "un dictador" y exigieron a Macron que pidiera al mandatario egipcio la liberación de activistas o periodistas encarcelados.
Pero, en una comparecencia de prensa conjunta, el jefe de Estado francés dejó claro desde el principio que el boicot no es, a su juicio, el mejor camino para mejorar la situación.
"Creo en la soberanía de los pueblos y en el respeto de nuestros intereses legítimos y recíprocos. Y también en que es más eficaz una política de diálogo exigente que una de boicot que reduciría la eficacia de nuestros socios en la lucha contra el terrorismo y a favor de la estabilidad de la región", dijo.
Uno y otro admitieron tener "desacuerdos" al respecto, pero Al Sisi, al que Macron había visitado en Egipto en enero de 2019, intentó evitar que se retrate a su país como un régimen autoritario.
"Con todo lo que hace por su población y por la estabilidad de la región, no se debe presentar al Estado egipcio como un régimen déspota. Eso es algo que desapareció hace muchos años", destacó Al Sisi.
El presidente egipcio comenzó este lunes su visita a Francia con una ceremonia en el Palacio de los Inválidos y desde allí fue escoltado por la Guardia Republicana hasta el del Palacio del Elíseo para su encuentro con Macron, al que verá de nuevo por la noche en una cena de trabajo.
Su agenda está cargada hasta mañana de reuniones con altos cargos franceses, como la de este martes con el primer ministro, Jean Castex, y se produce tras la liberación la semana pasada de tres miembros de la organización Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales arrestados en noviembre después de entrevistarse con diplomáticos occidentales.
CRÍTICAS DE LAS ONG
"Recibir a Al Sisi sin expresar de forma adecuada la preocupación por las detenciones sabotearía los esfuerzos de Francia en la promoción de los derechos humanos", había declarado la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), para resaltar que la actuación del dirigente egipcio "debe tener un coste político".
Macron recalcó, sin embargo, que mantiene con su homólogo un diálogo franco y exigente con el que busca convencer de que una sociedad civil dinámica e inclusiva es más protectora contra el terrorismo que una represiva.
Esta cuestión no fue la única discordancia de su intervención conjunta. Al Sisi mantuvo este lunes que, en referencia a la publicación de caricaturas del profeta Mahoma, la libertad de expresión debe revisarse detenidamente cuando corre el riesgo de ofender "a millones de personas".
"La religión no entra en el orden de la política", afirmó Macron en defensa de la libertad de prensa en Francia, ante la que pidió no tomar esas ilustraciones como una provocación que emana de los poderes públicos.
CONSONANCIA EN SU AGENDA INTERNACIONAL
El acercamiento se produjo, en cambio, al abordar asuntos internacionales de actualidad como la situación en Irán e Irak, la lucha contra el extremismo islamista y contra el terrorismo en la región o el conflicto israelo-palestino, en el que ambos defienden la solución de dos Estados.
"Rechazamos transigir sobre la seguridad de los Estados ribereños", manifestó por ejemplo Macron en referencia a la tensión en el Mediterráneo Oriental por las prospecciones de hidrocarburos que Turquía realiza en esas aguas.
"Impulsamos que haya cuanto antes un Gobierno en el Líbano", añadió Al Sisi sobre ese país, que más de un mes después de la designación de Saad Hariri como primer ministro todavía no tiene un Ejecutivo.
Francia considera a Egipto un socio estratégico y esencial de cara a la estabilidad en la región y este viaje de Al Sisi, en el que no se prevé la firma de grandes acuerdos, busca sobre todo fortalecer una relación que, según el Elíseo, ya es fuerte en sectores como el del transporte o la energía.