La densa niebla de "smog" que rodea a Pekín desde hace casi una semana alcanza ya niveles "peligrosos para la salud" de los ciudadanos, reconocieron hoy las autoridades de la capital china, una alerta que amenaza con arruinar las fiestas por el comienzo del Año del Dragón, que se celebrará en pocos días.
Dos distritos de la ciudad, Tongzhou y Fangshan, han superado el nivel máximo de los medidores (500), lo que significa que toda la población puede experimentar problemas de salud y debería salir de casa lo menos posible.
El centro de protección medioambiental de la ciudad prevé que el fin de semana una corriente de aire frío que afectará a la ciudad se llevará la nube de contaminación, por lo que la situación podría mejorar, aunque no se prevén días "azules" hasta el 24 de enero, por lo que los pequineses comenzarán el Año Lunar (23 de enero) con escasa visibilidad y mucha contaminación.
La alerta se produce incluso aunque el gobierno de la ciudad todavía no ha implantado la esperada medición de las partículas más pequeñas de su aire (menos de 0.0025 milímetros), que según los científicos permitirá una información más fiable, ya que éstas son las más perjudiciales para la salud.
Los datos, que durante meses han exigido conocer los pequineses, se publicarán cada hora a través de la web oficial del buró medioambiental y también habrá mediciones continuas de dióxido de azufre (causante de la lluvia ácida), dióxido de nitrógeno y partículas inhalables.
China, segunda economía mundial, descuidó durante décadas el medio ambiente en aras de un rápido desarrollo industrial, lo que ha producido una grave degradación de su atmósfera, de sus ríos y lagos.
Uno de los principales factores causantes del problema es la alta dependencia china del carbón, una de las fuentes de energía más contaminantes, y que supone más del 60 por ciento de la energía consumida en la nación.