Ese informe deberá estar basado en los cinco principios que han guiado las relaciones de Bruselas con Moscú en los últimos años y con los que los líderes reiteraron su "compromiso", precisan las conclusiones adoptadas por los Veintisiete esta noche tras "mantener un debate estratégico sobre Rusia".
Los cinco principios son: el apoyo a la aplicación de los acuerdos de Minsk, la profundización de las relaciones con los socios de Asia Oriental y Central, el refuerzo de la capacidad de resistencia de la UE en materia de seguridad energética, las amenazas híbridas y la comunicación estratégica.
Los líderes condenaron, además, "las actividades ilegales, provocadoras y disruptivas de Rusia contra la UE, sus Estados miembros y fuera de ella", al tiempo que reafirmaron "la unidad y la solidaridad de la UE frente a tales actos, así como su apoyo a los socios orientales".
En particular, el Consejo Europeo expresó su "solidaridad" con la República Checa y apoya su respuesta, en alusión a su decisión de expulsar a 18 funcionarios de la embajada de Rusia en Praga, acusados de ser agentes de los servicios de inteligencia rusos, lo que desencadenó un intercambio de expulsiones de diplomáticos.
Este debate se produjo en la primera de las dos jornadas de la cumbre presencial que celebran los Veintisiete en Bruselas y que se hizo con la exigencia de que todos los líderes europeos dejasen sus teléfonos móviles fuera de la sala del Consejo Europeo, como también sucedió durante la discusión del primer punto en la agenda: las sanciones a Bielorrusia por el desvío y aterrizaje forzoso de un vuelo comercial para detener a un periodista opositor.
La tensión ha ido en aumento los últimos meses entre Bruselas y Moscú por el encarcelamiento del opositor Alexéi Navalni, el despliegue de tropas de Rusia en Ucrania y la inclusión de la República Checa en la lista de "países hostiles".
El 30 de abril, Rusia incluyó en una "lista negra" a ocho altos cargos europeos, entre ellos, al presidente del Parlamento Europeo (PE), el italiano David Sassoli, y la vicepresidenta de la Comisión Europea para Valores y Transparencia, la checa Vera Jourová.
A la crisis sin precedentes con la República Checa le siguieron expulsiones de diplomáticos rusos de todos los países de Europa del este miembros de la Unión Europea menos Hungría -Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia y Polonia-, así como las tres repúblicas bálticas: Letonia, Lituania y Estonia, además de Ucrania.
Según las autoridades checas, Rusia estuvo implicada en la explosión en un depósito de armas checo en 2014 que causó la muerte de dos personas, acusaciones que Moscú calificó de "infundadas" y "destructivas" para las relaciones entre Moscú y Praga.
En marzo, la UE aplicó medidas restrictivas contra cuatro altos funcionarios rusos relacionados con la condena a Navalni y en octubre a otras seis personas y una entidad por su envenenamiento con el agente químico novichok, a los que se prohíbe entrar en territorio comunitario y se les han congelado sus activos en la UE.
En una reciente entrevista con Efe, Borrell dijo que "hay que trabajar con Rusia para resolver algunos problemas" y que Bruselas no puede tener "una estrategia de sancionar, sancionar y sancionar".