El inaccesible hotel 'Borgo Egnazia', cerca de la ciudad de Bari, acogerá a los presidentes de Estados Unidos y Francia, Joe Biden y Emmanuel Macron; los primeros ministros de Canadá, Reino Unido y Japón, Justin Trudeau, Rishi Sunak y Fumio Kishida; al canciller alemán Olaf Scholz y a la anfitriona italiana Giorgia Meloni.
En los siguientes tres días tendrán sobre la mesa las principales crisis del mundo, como la invasión rusa de Ucrania o la guerra en Palestina, así como otros desafíos como la inmigración o el comercio con China.
La cita, según fuentes italianas, busca "más compromiso por la estabilidad mundial" en medio de los "conflictos acentuados en los últimos tiempos".
Por ello, el Grupo se ha abierto e invitado a otros líderes como el papa Francisco, que hablará sobre la Inteligencia Artificial y la 'algorética', o los presidentes de Argentina y Brasil, Javier Milei e Inácio Lula Da Silva, entre otros muchos.
Uno de los temas cruciales será garantizar el apoyo a Kiev y el jueves se dedicará una sesión sobre este tema con la presencia del presidente ucraniano Volódimir Zelenski, días antes de la Conferencia de Paz de Suiza.
La resistencia necesita dinero, incluso en forma de préstamo, y por eso se buscará el modo de emplear los activos del Banco Central Ruso congelados en todo el mundo, la mayoría en la Unión Europea (UE), unos 300,000 millones de dólares (279,000 millones de euros).
Mientras, en el Atlántico, una fragata y un submarino nuclear de la Marina de Guerra rusa llegarán a La Habana.
La cumbre comenzará el jueves a las 10:30 horas (8:30 GMT) con la llegada de los mandatarios al hotel, una masía entre olivos completamente blindada para la ocasión.
La primera sesión estará dedicada a África, la crisis climática y el desarrollo, con numerosos países de ese continente y entidades como el Fondo Monetario Internacional invitados.
Acto seguido se hablará de Oriente Medio, de la guerra entre Israel y Palestina y las tensiones con Irán y se debatirá el Plan de Paz propuesto por Biden para Gaza, para después abordar el apoyo a Ucrania.
La primera jornada terminará con una cena de gala ofrecida por el jefe de Estado italiano, Sergio Mattarella, a los líderes y sus consortes, en el Castillo Svevo de Brindisi.
El viernes arrancará con el tema de la inmigración, crucial para la ultraderechista Meloni, que ha llevado a sus colegas a esta ciudad del Mediterráneo, una de las rutas más letales del mundo.
Después será el momento de analizar el Indo-Pacífico y la "seguridad económica", es decir, las relaciones comerciales con China, siempre con las amenazas arancelarias como telón de fondo.
A las 14:00 horas (12:00 GMT) los líderes recibirán al papa Francisco, que volará desde el Vaticano para participar en la cumbre -la primera vez de un pontífice- para debatir sobre Inteligencia Artificial, una cuestión que sigue con gran interés.
El viernes también contará con la asistencia de líderes de otros países invitados al G7, como Milei y Lula Da Silva, este último en calidad de responsable de turno del G20, como es habitual.
Las reuniones terminarán a las 19:00 horas (17:00 GMT) de ese día tras una sesión final en la que se adoptarán las conclusiones de la cumbre para después dedicar la tarde al asueto, con un concierto de Andrea Bocelli y un 'aperitivo' informal ofrecido por Meloni.
Esta ilustrará los acuerdos alcanzados con una rueda de prensa el día siguiente, el sábado, a las 14:00 horas locales (12:00 GMT).
Este año se da la particularidad de que muchos de los líderes del G7 llegan tocados por sus respectivas batallas electorales, como Biden, pendiente de las elecciones de noviembre que podrían causar el regreso del republicano Donald Trump.
Sunak y Macron han adelantado elecciones en sus respectivos países y el alemán Sholz aún sufre el batacazo en las recientes comicios europeos, que por contra reforzaron a Meloni.
En la cumbre estarán también la presidenta saliente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en medio de las negociaciones postelectorales para mantenerse en el cargo, una cuestión crucial que podría ser tratado por el triángulo Berlín-París-Roma.