El informe de 73 páginas, “Teens of the Tobacco Fields: Child Labor in United States Tobacco Farming” (“Un trabajo que intoxica: adolescentes en las plantaciones de tabaco”), documenta los daños que sufren los jóvenes de 16 y 17 años que trabajan largas jornadas en las plantaciones de tabaco de Estados Unidos al exponerse a la nicotina, los pesticidas tóxicos y el calor extremo. Casi todos los adolescentes entrevistados reportaron haber sufrido síntomas consistentes con la intoxicación aguda por nicotina – náuseas, vómitos, dolores de cabeza o mareos – mientras trabajaban en los campos de tabaco.
“Los adolescentes son considerados demasiado jóvenes para comprar legalmente un paquete de tabaco pero mientras trabajan en las plantaciones de tabaco de Estados Unidos están expuestos a la nicotina”, dijo Margaret Wurth, investigadora sobre derechos del niño de Human Rights Watch y coautora del informe. “El gobierno y las empresas tabacaleras de Estados Unidos deberían proteger a todos los menores de 18 años del trabajo peligroso en las plantaciones”.
El cultivo de tabaco en Estados Unidos pone a los niños en riesgo de sufrir intoxicaciones por nicotina y los expone a pesticidas debido a los químicos tóxicos con los que son tratadas las cosechas, así como a padecer dolores, enfermedad por calor y lesiones crónicas por llevar a cabo movimientos repetitivos.
Algunas tabacaleras y grupos de cultivadores con sede en Estados Unidos tomaron medidas en 2014 para prohibir el trabajo infantil de los menores de 16 años en los campos de tabaco, pero excluyeron de sus políticas a los adolescentes más mayores. Sin embargo, estos adolescentes siguen siendo vulnerables a los efectos nocivos del trabajo, señaló Human Rights Watch.
Para el informe, Human Rights Watch llevó a cabo una investigación de campo en julio de 2015, en el este de Carolina del Norte, y entrevistó a 26 adolescentes de 16 y 17 años, así como a padres, expertos en temas salud de trabajadores agrícolas y de adolescentes y cultivadores de tabaco. Aparte de la exposición habitual a la nicotina, muchos de los entrevistados dijeron que habían trabajado en o cerca de campos que estaban siendo rociados con plaguicidas, o que habían entrado en campos que habían sido tratados recientemente, sintiéndose repentinamente enfermos con dolores de cabeza, náuseas, dificultad para respirar, ardor en los ojos y picor en la nariz y la garganta.
Casi todos los adolescentes que hablaron con Human Rights Watch trabajaban 11 o 12 horas diarias en condiciones de calor extremo, sin equipamiento de protección adecuado, sin acceso consistente a baños ni ningún lugar donde poder lavarse las manos. Muy pocos habían recibido algún tipo de capacitación sobre seguridad o educación de salud sobre los peligros del cultivo de tabaco.
“Inés”, de 17 años, dijo que cayó gravemente enferma un día después de haber trabajado en una plantación tabacalera. “Me sentía un poco mal en el trabajo, como que me pasaba algo”, dijo. “Y entonces, por la noche, es cuando empezó todo… Empecé a sentir un fuerte dolor de estómago. Era tan fuerte que lloré por la noche. Mi madre me iba a llevar a la sala de emergencias porque me sentía muy mal. Entonces empecé a vomitar y creo que vomité tres o cuatro veces ese día. Fue muy doloroso”.
El informe parte de una investigación publicada por Human Rights Watch en 2014 que documentaba el trabajo infantil peligroso en las plantaciones de tabaco de Estados Unidos Ese informe incluía entrevistas con 141 trabajadores infantiles, de entre 7 y 17 años, en cuatro estados del país. Durante casi dos años, Human Rights Watch se reunió y mantuvo correspondencia con ejecutivos de ocho grandes compañías que compran tabaco a haciendas en Estados Unidos y les instó a fortalecer sus políticas de trabajo infantil.
El gobierno y las compañías tabacaleras de Estados Unidos no están protegiendo adecuadamente a los adolescentes del trabajo peligroso en el cultivo del tabaco, dijo hoy Human Rights Watch en un informe y video. El informe de 73 páginas, “Teens of the Tobacco Fields: Child Labor in United States Tobacco Farming” (“Un trabajo que intoxica: adolescentes en las plantaciones de tabaco”), documenta los daños que sufren los jóvenes de 16 y 17 años que trabajan largas jornadas en las plantaciones de tabaco de Estados Unidos al exponerse a la nicotina, los pesticidas tóxicos y el calor extremo. Casi todos los adolescentes entrevistados reportaron haber sufrido síntomas consistentes con la intoxicación aguda por nicotina – náuseas, vómitos, dolores de cabeza o mareos – mientras trabajaban en los campos de tabaco.
En 2014, las dos principales compañías tabacaleras estadounidenses – Altria Group y Reynolds American – anunciaron que prohibirían la contratación de menores de 16 años en las plantaciones de tabaco. Este cambio se produjo después de promesas similares por parte de dos asociaciones de cultivadores de tabaco.
“Prohibir que los menores de 16 años trabajen en el cultivo de tabaco es un importante primer paso”, dijo Wurth. “Pero los jóvenes de 16 y 17 años siguen siendo muy vulnerables a los efectos de la nicotina y los pesticidas. Ellos también merecen ser protegidos”.
Otras tabacaleras prohíben que los menores de 18 años lleven a cabo una serie de labores especialmente riesgosas en las plantaciones, pero ninguna compañía cuenta con las políticas suficientes para proteger a todos los menores de 18 años del trabajo peligroso, señaló Human Rights Watch.
Las leyes y regulaciones de Estados Unidos ofrecen menos protección que la mayoría de las políticas de las tabacaleras sobre el trabajo infantil en el cultivo de tabaco. Bajo el derecho laboral de Estados Unidos, es legal contratar a niños de apenas 12 años para que trabajen una cantidad ilimitada de horas fuera del horario escolar en una plantación tabacalera de cualquier tamaño con permiso de los padres, y no existe ninguna edad mínima para que trabajen en haciendas pequeñas o plantaciones que sean propiedad o estén operadas por miembros de la familia.
Los adolescentes son especialmente vulnerables a los efectos nocivos del trabajo porque sus cerebros todavía están en desarrollo. Investigaciones médicas han demostrado que la corteza prefrontal – la parte del cerebro utilizada para planificar, resolver problemas y controlar los impulsos – sigue desarrollándose a lo largo de la adolescencia hasta los 20 o 25 años. La corteza prefrontal es susceptible a los estimulantes, como la nicotina. Mientras que los efectos a largo plazo de la absorción de la nicotina a través de la piel son inciertos, la exposición a esta sustancia durante la adolescencia se ha asociado con trastornos del estado de ánimo y problemas en el futuro de memoria, atención, cognitivos y de control de los impulsos. La exposición a los pesticidas durante la infancia se ha relacionado con el cáncer, problemas de salud reproductiva, depresión y otros problemas.
Bajo el derecho internacional, Estados Unidos tiene la obligación de tomar medidas inmediatas para eliminar el trabajo peligroso para aquellos menores de 18 años, incluyendo cualquier labor que pueda suponer un daño a su salud o seguridad. A su vez, las tabacaleras tienen la responsabilidad de actuar para prevenir y eliminar graves problemas de derechos humanos en sus cadenas de suministro.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos ha reconocido los riesgos para los niños que trabajan en las plantaciones de tabaco, pero no ha hecho nada para cambiar las regulaciones del país y acabar con el trabajo infantil peligroso en los campos.
Un proyecto de ley presentado por el senador Richard Durbin y el representante David Cicilline prohibiría que menores de 18 años trabajen en contacto directo con el tabaco, pero todavía no ha sido sometido a votación ni en el Senado ni en el Congreso.
“El gobierno de Estados Unidos tiene que hacer mucho más para proteger a los trabajadores infantiles de los peligros del cultivo de tabaco”, dijo Wurth. “El gobierno y el Congreso de Estados Unidos deberían tomar medidas urgentes para prohibir que todos los menores de 18 años desempeñen trabajos peligrosos en las plantaciones tabacaleras”.