Las clasificaciones universitarias lesionan los intereses de América Latina: Unesco

América Latina no puede competir con estos criterios porque sus universidades "no son solamente de investigación o de formación" ni son "productoras de profesionales en términos estrictamente comerciales".

La Unesco mira con preocupación las implicaciones negativas de los escalafones internacionales de universidades para Latinoamérica, según reconoció el director interino del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en la región (Iesalc), Pedro Henríquez Guajardo.

"Con estos rankings, ningún estudiante europeo va a venir aquí por mucho que le interese el desarrollo político, pongámosle de Bolivia, si no tiene una universidad que le dé garantías", consideró Henríquez.

Encabezadas por la universidad de Harvard, escuelas superiores anglosajonas copan las primeras posiciones de las listas universitarias que realizan empresas privadas y que se basan, según el responsable regional de Unesco en materia de educación superior, en baremos que no se adaptan a la realidad latinoamericana.

La Universidad Nacional Autónoma de México y la de Sao Paulo son de las pocas representantes de la región que aparecen en alguna lista y, en el mejor de los casos, se ubican entre las posiciones 200 y 500.

"La región rechaza de forma colectiva el ránking, no porque no estén nuestras universidades o no estén en buenos lugares, sino porque definitivamente los indicadores que se usan no dan cuenta de la situación de la región, de cuál es la contribución efectiva de las universidades al desarrollo sistémico", denunció Guajardo.

El número de publicaciones en inglés, la labor investigadora de los organismos, el número de docentes por alumno, la presencia de Premios Nobel en el cuerpo docente o el número de alumnos y profesores internacionales son algunos de los criterios que ayudan a puntuar las instituciones.

Para el director del Iesalc, América Latina no puede competir con estos criterios porque sus universidades "no son solamente de investigación o de formación" ni son "productoras de profesionales en términos estrictamente comerciales", sino que destacan por estar "vinculadas con el medio y con la sociedad".

Frente a unas listas que no reconocen la "potencialidad" de la región y que "evidentemente lesionan los intereses institucionales y los intereses nacionales" de los países de América Latina y el Caribe, la agencia regional de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) trabaja desde 2007 en la confección de un sistema alternativo para la región.

Bautizado como Mapa de Educación Superior de América Latina y el Caribe (Mesalc), el proyecto pretende recabar información de los 37 países de la zona tanto de parte de los Gobiernos como de los entes universitarios para finalmente confeccionar un "mapa comparativo".

Desde el Isealc niegan que este proyecto sea un "ranking paralelo" o una "provocación" de Latinoamérica y lo describen más bien como un "mecanismo propio" en el que se valorarán variables más estructurales, de resultados y contexto que satisfagan las "necesidades" de la región.

"Nosotros lo que pretendemos es, por los menos, ordenar lo que tenemos y ver dónde estamos. Hay actualmente asimetrías en la región. Hay países en los que la información de educación superior es inexistente y el mapa puede ayudar en eso", afirmó Henríquez.

El Instituto prevé lanzar el Mesalc el próximo julio, cuando los países podrán empezar a aportar sus datos, y confía en que el sistema esté en pleno funcionamiento para 2013.

"En ningún caso, queremos negar la validez que puede tener el ránking, pero yo siento que para medir la calidad en las condiciones actuales, este instrumento no va a ser suficiente, es clásico y ahora viene un desarrollo superior", sostuvo.

Actualmente existen programas pilotos del Mesalc en Argentina, Brasil y Perú, pero Henríquez es consciente de la complicación de integrar información de más de 14,000 institutos de educación superior de toda la región, con un área caribeña prácticamente sin datos.

"El mapa es difícil, es complicado, pero no tenemos otra alternativa. Para nosotros es un reto, un desafío realmente probar que podemos hacer una cuestión distinta", manifestó el director de la agencia de la Unesco.