La "Sábana Santa", un imán turístico

La "Sábana Santa", esa a la que unos miran con enorme devoción y otros con gran escepticismo, mide unos cuatro metros de largo por uno de ancho. En el sudario de lino hay quienes ven claramente la imagen de Jesús, con señales de tortura propias de una crucifixión, mientras que otros sostienen que la tela procede de la Edad Media y no es más que un engaño a los fieles.

Roberto Gottardo respeta ambas posiciones, aunque el presidente de la comisión de la diócesis de Turín -y por tanto responsable del sudario- se encuentra entre quienes defienden la santidad de la tela. "Cualquiera que la tenga ante sus ojos ve algo. No porque esté llevando a cabo una investigación científica ni porque sea creyente, sino porque esa imagen dice algo a todo el mundo. Eso es lo hermoso del sudario", afirma.

A partir del domingo, esta ciudad del norte de Italia donde desde hace casi 500 años se preserva la "Sábana Santa" espera una avalancha de peregrinos. Y es que la "Sacra Sindone", como se conoce la reliquia en italiano, no se muestra en público desde hace cinco años. Incluso el papa Francisco viajará a finales de junio hasta Turín a contemplar la famosa tela.

"Un acontecimiento así supone mucho trabajo. Pero estamos preparados para acoger a centenares de miles de peregrinos", afirmaba hoy el alcalde de Turín, Piero Fassino, durante la presentación del programa en Roma.

Los expertos que ha traído Fassino no pueden disipar las dudas que la autenticidad del sudario suscita, pero afirman que tampoco es su intención. "Todo el mundo tiene la libertad de expresar lo que piensa y defenderlo", dijo Enrico Simonato, del Centro Internacional de Sindonología. "Pero toda defensa debe respetar los criterios lógicos de la ciencia moderna, lo que no siempre es el caso".

Hasta ahora, historiadores, teólogos y otros científicos se han esforzado en vano por lograr una explicación definitiva que certifique la autenticidad de la "Sábana Santa". El entonces papa Juan Pablo II lo calificó durante su visita a Turín de 1998 de "un reto para nuestra inteligencia". Y es que ni siquiera la Iglesia católica la califica de reliquia, sino que habla de icono.

La tesis de quienes defienden que se trata realmente del sudario con el que fue envuelto Jesús cobró fuerza en 1898, cuando la tela fue fotografiada por primera vez: en el negativo se aprecia claramente un rostro armónico y proporcionado, una imagen apta incluso para la creación de simulaciones en 3D. Para los fieles, esta es la prueba de que la sábana posee cualidades milagrosas. Además, algunos científicos dieron por verdaderos los restos de sangre hallados en la tela.

Sin embargo, en contra de su autenticidad pesa que ésta no apareció hasta el año 1357 en Francia. De su existencia anterior no se sabe nada. En 1998, la Santa Sede autorizó la datación por el método del carbono-14, que acababa con el mito: según los tres laboratorios que la examinaron, la tela procedía de entre los años 1260 y 1390 después de Cristo. No obstante, a muchos de los peregrinos que acudirán a verla no les importa ese detalle: un mito mueve más que un hecho.(DPA)