“Las mujeres y hombres del PMA enfrentan peligros y distancias para brindar sustento que salva vidas a aquellos devastados por conflictos, a personas que sufren por desastres, a niños y familias que no tienen asegurada su próxima comida”, señaló Guterres en un comunicado.
El jefe de Naciones Unidas, organización de la que forma parte el PMA, destacó además cómo la agencia opera “por encima de la política, con las necesidades humanitarias guiando sus operaciones”.
Guterres recordó que el PMA depende de las contribuciones voluntarias de Estados miembros y de la ciudadanía y subrayó que esa solidaridad es hoy muy necesaria para responder a la pandemia y a otras crisis como el cambio climático, que también tienen su impacto en el hambre.
“En un mundo de abundancia, es inconcebible que cientos de millones de personas se acuesten cada día hambrientas. Millones más están ahora al borde de la hambruna por la pandemia de la COVID-19”, lamentó.
El PMA fue reconocido este viernes con el Nobel de la Paz por sus esfuerzos para luchar contra el hambre, prevenir su uso como arma de guerra y contribuir a mejorar las condiciones para la concordia en áreas en conflicto.
La agencia, que es la mayor organización humanitaria que se ocupa de la cuestión del hambre y de la seguridad alimenticia, ayudó el año pasado a cerca de 100 millones de personas en 88 países.
Fundado en 1961 y con sede en Roma, el Programa Mundial de Alimentos tiene como objetivo primordial distribuir alimentos para apoyar proyectos de desarrollo, refugiados de larga duración y personas desplazadas.