Según el proyecto llamado "Whose Heritage?" (¿Herencia de quién?), del Southern Poverty Law Center (SPLC), casi 1.800 de esos símbolos de los estados confederados, los derrotados en la Guerra Civil o de Secesión (1861-1865), permanecen en tribunales, escuelas, parques, carreteras y otros espacios públicos.
Lecia Brooks, responsable de SPLC, indicó en un comunicado que esos símbolos "reverencian a un ejército secesionista que luchó para preservar (...) la esclavitud y la supremacía blanca" y constituyen "dolorosos monumentos" para los contrarios al racismo.
"La retirada de esos símbolos envía un potente mensaje: Para poder curar como nación, no podemos tolerar los símbolos confederados que honran y mitifican un pasado cruel y cargado de odio", agregó.
En un comunicado SPLC indicó que la muerte de nueve feligreses afroamericanos en un templo metodista a manos de un supremacista blanco desató en 2015 un movimiento nacional en favor de retirar los monumentos, banderas y otros símbolos confederados de los espacios públicos de este país.
A raíz de eso SPLC lanzó el proyecto "¿Herencia de quién?" dedicado a crear una base de datos de símbolos confederados en lugares públicos y registrar su retirada y reubicación.
Los datos de cuatro años de trabajo "muestran que estamos teniendo un gran avance", dice la organización de derechos civiles quien pide la colaboración de la población para este proyecto.
En concreto, se pide a los interesados que investiguen el símbolo, identifiquen a los responsables del lugar donde está ubicado y despierten la conciencia de la gente con miras a presionar para su retirada.
La muerte de George Floyd el 25 de mayo de este año después de que alertara varias veces de que no podía respirar porque un policía mantuvo la rodilla sobre su cuello varios minutos desató un movimiento contra el racismo y la violencia policial con una fuerza desconocida hasta entonces.