Con una sierra eléctrica, el grupo cortó las cadenas que cerraban un parque en el vecindario de Midwood, que es junto a Williamsburg uno de los grandes enclaves ortodoxos del distrito de Brooklyn, y luego hizo lo propio con otro en el cercano barrio de Borough Park.
“Hemos agotado todas las avenidas diplomáticas en nuestro esfuerzo para abrir nuestros parques infantiles para las familias y niños de nuestra ciudad”, explicaron en una nota el senador estatal Simcha Felder, el asambleísta Simcha Eichenstein y el concejal Kalman Yeger.
Los tres políticos, que impulsaron la apertura de los parques, acusaron al alcalde, Bill de Blasio, de hacer oídos sordos a sus repetidos llamamientos y a los de sus comunidades.
“La gente ha hablado y está harta de ser ignorada. Con todo lo que está pasando en el mundo, por qué insiste nuestro alcalde en criminalizar a madres y niños que necesitan un espacio seguro para jugar”, insistieron.
“Si cierran estas verjas, las volveremos a abrir mañana, porque nosotros servimos a la gente”, añadieron.
El movimiento de los tres legisladores se produjo después de que el lunes se hicieran virales las imágenes de familias entrando por la fuerza en un parque en Williamsburg, cuya verja metálica había sido soldada por la ciudad para evitar su uso.
Preguntado al respecto, De Blasio subrayó que los ciudadanos “no tienen permitido abrir un parque infantil que todavía no está disponible para el público”.
El gobernador del estado, Andrew Cuomo, pidió por su parte responsabilidad a las administraciones locales para que hagan cumplir las restricciones propias al ser preguntado por el video de las familias irrumpiendo en ese parque de Williamsburg.
Cuomo recordó que la competencia para reabrir este tipo de instalaciones, junto con las piscinas, es una cuestión local y dijo que se debía hacer siempre con base en los datos.
Nueva York, uno de los grandes epicentros del coronavirus, decidió cerrar los espacios de juego infantil para evitar contagios, pero ha mantenido abiertos los parques, pidiendo a los usuarios que mantengan la distancia con otras personas.
El choque entre la comunidad ultraortodoxa y la ciudad no es el primero desde el estallido de la pandemia, pues las autoridades se vieron obligadas a intervenir en varias ocasiones para dispersar multitudinarios funerales celebrados en barrios como Williamsburg.