La Semana Santa comienza con un momento muy importante, el Domingo de Ramos", cuenta de carrerilla el franciscano Artemio Vítores quien, a sus 70 años cumple ya 48 en Tierra Santa -incluidas dos guerras y dos intifadas- y ha sido responsable de dar la bienvenida a peregrinos durante décadas.
El Jueves Santo solo un pequeño grupo de privilegiados -una exclusividad impuesta por las limitaciones de espacio- participa en la ceremonia que simula el Lavado de Pies que Jesús hizo a los doce apóstoles en la Última Cena, protagonizado en Tierra Santa por el patriarca latino en la pequeña sala del Cenáculo, extramuros de la ciudad vieja.
"Nosotros hablamos mucho de la Biblia, de los acontecimientos bíblicos, pero solo hablamos. Ahora, al relacionar el conocimiento con la realidad, (el relato) toma vida, toma fuerza para poder compartirlo", afirma con convicción a Efe el pastor Payés, guatemalteco afincado en Carolina del Norte.