Este presupuesto adicional, que necesita el visto bueno del Parlamento, incluye además unos dos billones de yenes (18,900 millones de euros) para contrarrestar los efectos de la fortaleza del yen frente al euro y el dólar, que perjudica seriamente a las empresas niponas.
Está previsto que el presupuesto se presente en el Parlamento el próximo viernes y obtenga la luz verde para mediados de noviembre, según la agencia Kyodo.
El nuevo presupuesto se sumará a otros dos ya aprobados de forma extraordinaria desde marzo, por los que el gobierno nipón destinó más de seis billones de yenes (56,700 millones de euros) a la recuperación de las zonas devastadas.
Para financiarlo, el Ejecutivo prevé emitir los llamados "bonos para la reconstrucción" por un valor de 11.55 billones de yenes (unos 109,000 millones de euros).
A fin de afrontar los intereses de estos bonos sin aumentar la pesada carga fiscal de Japón, el país con la mayor deuda pública del mundo industrializado, el gobierno de Yoshihiko Noda prevé el incremento de algunos impuestos y la venta de activos estatales.
El resto de los fondos para el presupuesto se obtendrán a través de recortes de gastos y la reducción de algunas ayudas sociales, como las otorgadas a las familias con niños.
La mayor parte de los 114,000 millones de euros estará destinada a financiar las obras de reconstrucción tras el terremoto y el tsunami del 11 de marzo, que destruyó más de 300,000 viviendas y numerosas infraestructuras de las provincias nororientales de Iwate, Miyagi y Fukushima.
Además, una partida de 671,600 millones de yenes (unos 6,350 millones de euros) servirá para dar ayudas a las pequeñas empresas, sobre todo de agricultores y pescadores, afectados por la catástrofe.
Para afrontar el desastre nuclear desatado por el tsunami en la central de Fukushima Daiichi el gobierno contempla 355,800 millones de yenes (3,360 millones de euros), de los que más de 245,000 millones de yenes (2,315 millones de euros) servirán para financiar las labores de descontaminación.
En el presupuesto se han incluido partidas para responder a la apreciación del yen, que al encontrarse en niveles récord frente al euro y el dólar afecta seriamente a la competitividad de los exportadores nipones, motor de la tercera economía mundial.
Entre otras medidas, el gobierno ha decidido destinar 500,000 millones de yenes (4,725 millones de euros) a subsidios a las empresas que construyan nuevas fábricas dentro de Japón, en lugar de hacerlo en el exterior.