Jameneí descarta negociaciones con EEUU pese a la escalada de la tensión

El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, descartó este martes negociaciones "a ningún nivel" con Estados Unidos, pese la escalada de la tensión entre ambos países a raíz de los recientes ataques contra refinerías saudíes.

"Negociar significa la imposición de las demandas de EEUU a la República Islámica y es una manifestación de la victoria de la campaña de 'máxima presión' de EEUU" contra Irán, aseveró el líder en un discurso.

Jameneí criticó que la Administración estadounidense de Donald Trump ha incurrido en contradicciones al proponer en ocasiones un diálogo con Irán sin condiciones previas y al plantear también doce requisitos draconianos para entablar dichas conversaciones.

"Esto es una muestra del desorden político en la Casa Blanca o es un truco para confundir a la otra parte", agregó el ayatolá.

A juicio del líder iraní, la política de "máxima presión" de EEUU consiste en "una serie de sanciones y amenazas", como las lanzadas estos días con motivo de los ataques a Arabia Saudí, y tiene el objetivo de llevar a Irán a la mesa de negociaciones.

Sin embargo, según Jameneí esa estrategia "es inútil" y "no ha logrado que Irán se arrodille" ante EEUU.

Desde la llegada a la Casa Blanca de Trump, la política estadounidense se ha centrado en presionar a Irán y, en el marco de esta campaña, EEUU se retiró del acuerdo nuclear de 2015 y volvió a imponer sanciones al país persa, incluido a su sector petrolero.

A este acuerdo se refirió hoy Jameneí en su alocución, al afirmar que la única posibilidad de entablar un diálogo es el regreso de EEUU a este pacto multilateral y su levantamiento de las sanciones.

"Si EEUU se retracta de sus palabras, se arrepiente y vuelve al acuerdo nuclear que ha violado, entonces puede participar en sesiones con los otros signatarios del acuerdo y mantener conversaciones con Irán", apuntó.

De lo contrario, el líder apostilló que "no se mantendrán conversaciones a ningún nivel entre las autoridades iraníes y estadounidenses, ni en Nueva York ni en ninguna otra parte".

Desde la Casa Blanca habían sugerido que podría darse un encuentro entre Trump y el presidente iraní, Hasan Rohaní, a finales de mes en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, un supuesto rechazado el lunes también por el Ministerio de Exteriores de Irán.

La Administración estadounidense se dice abierta al diálogo con Irán, pero además de las sanciones ha incrementado en los últimos días su presión al amenazar con represalias por el ataque del pasado sábado contra la petrolera saudí Aramco, en el que Irán ha negado su implicación.

Trump aseguró este lunes que no quiere ir a la guerra con Irán y que la vía diplomática no se ha agotado, pero advirtió de que EEUU está "mejor preparado" en caso de que surja un conflicto entre ambos países.

Según imágenes de satélite difundidas por la CNN, al parecer los drones que lanzaron el ataque procedían del noroeste, donde se ubican tanto Irán como Irak, y no del Yemen, al sur de Arabia Saudí.

La coalición árabe liderada por Riad contra los rebeldes hutíes yemeníes expuso, además, que las armas del ataque eran "iraníes" y que las acciones no fueron lanzadas desde el Yemen, aunque no precisó su origen.

Por su parte, el Gobierno saudí no ha acusado directamente a Irán y ha invitado a expertos internacionales a participar en la investigación del ataque, que ha provocado la suspensión del 50 % de la producción de la mayor petrolera del mundo y el alza del precio del crudo.

Estos ataques con drones fueron reivindicados por los rebeldes hutíes, que cuentan con el respaldo de Irán, aunque las autoridades persas aseguran que este apoyo es solo político y no incluye financiación o armamento.

Los insurgentes han atacado en otras ocasiones instalaciones saudíes, aunque el daño nunca fue de tanta envergadura, en respuesta a la intervención militar de Arabia Saudí en el Yemen desde marzo de 2015.

Rohaní justificó el lunes que "el pueblo yemení no puede simplemente quedarse mirando cuando destruyen su país" y que por eso defiende su territorio perpetrando "contraataques", en una nueva negación de la implicación de Teherán en la reciente ofensiva.