Felipe VI, un rey para rescatar a la monarquía

Felipe de Borbón se preparó desde niño para ser rey, pero poco podía imaginarse hace tiempo que con 46 años asumiría la Corona sin que su padre hubiera muerto y con el reto de rescatarla de la peor crisis desde que Juan Carlos fue proclamado.

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El rey Felipe VI.

"Es, de los príncipes de Asturias de la historia de España, el mejor preparado", dijo de él su padre en la entrevista que concedió a la televisión pública española en enero de 2013, cuando cumplió 75 años y aún defendía que no abdicaría.

"Podemos tener confianza, seguridad, y sobre todo, sabemos que tenemos ahí a alguien preparado", aseguró el monarca.

La preparación de Felipe es algo a lo que aluden rápidamente todos los expertos cuando se les pregunta por el nuevo rey.

Y a ella y a su flema y serenidad apuestan algunos como elementos para revitalizar una institución cuestionada y rechazada por un sector de la sociedad española, sobre todo tras los escándalos de los últimos años, como la cacería en Botsuana y el proceso judicial por corrupción al marido de la infanta Cristina y a ella misma.

Tanto apuestan algunos por él en eso y en que dé un impulso en una España que precisa de muchos cambios, con sus instituciones desprestigiadas, su economía aún golpeada y con un gran desafío a la unidad territorial en Cataluña, que algún columnista bromeaba estos días añadiendo a Felipe VI el sobrenombre de "El Milagroso".

Las encuestas lo situaban ya desde hace tiempo como el miembro de la familia real más valorado junto a su madre, la reina Sofía. Cuando Juan Carlos anunció su abdicación el 2 de junio, los grandes rotativos españoles y muchos analistas coincidieron en que pasar el relevo a su hijo había sido una buena elección.

Nacido en Madrid el 30 de enero de 1968, la preparación de Felipe para reinar comenzó cuando cumplió 9 años y recibió el título de príncipe de Asturias, el de heredero del trono español, pese a ser menor que sus hermanas, las infantas Elena y Cristina.

La suya ha sido una preparación profesional, la primera de este tipo en la historia de la monarquía española.

De entrada, es el primer rey de España con estudios universitarios. Su padre no los tiene. Se licenció en Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid e hizo un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos.

En las Fuerzas Armadas hizo la carrera de oficial en los tres Ejércitos. Habla perfectamente inglés y francés, y maneja bien también otras lenguas, entre ellas el catalán.

Sus tareas para la Corona española se habían ido incrementando significativamente en los últimos tiempos, coindiendo con la gran crisis de la institución y en paralelo a las sucesivas operaciones de su padre que lo apartaron de las actividades oficiales.

Con América Latina tiene un vínculo especial. Desde mediados de los años 90 representó a España en las tomas de posesión de los mandatarios latinoamericanos.

Alto (1.97 metros), rubio, de ojos azules, durante años fue un heredero cotizado en Europa, con novias no confirmadas oficialmente de las que se habló mucho. La española Isabel Sartorius fue su amor de juventud. El gran amor en la edad adulta fue la modelo noruega Eva Sannum, con la que la casa real le obligó a romper.

Con la reina Letizia insistió y dio un ultimatum. Se había enamorado de la ex periodista divorciada y no pensaba transigir esa vez. Se casaron el 22 de mayo de 2004.

"Se va a cargar la monarquía", cuentan que dijo el rey Juan Carlos cuando su hijo insistió en casarse con Letizia en contra de su criterio. Diez años después, aquel príncipe que se casó por amor no solo no se cargó la monarquía, sino que ahora, junto a la ex periodista, afronta el reto de salvarla. (DPA)