En la demanda de 41 páginas liderada por la Fiscalía federal del Distrito Sur de Nueva York se acusa al reconocido fondo de alto riesgo de cinco cargos relacionados con el uso de datos confidenciales de empresas cotizadas para realizar operaciones en bolsa en beneficio propio.
El fraude habría sido "cuantioso, generalizado y a una escala sin precedentes en la industria de los fondos de alto riesgo", asegura la demanda, que no acusa directamente a Cohen, una de las figuras más reconocidas de Wall Street y también un famoso coleccionista de arte.
Cohen fue objeto la semana pasada de una acusación civil por parte de la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) que le culpaba de no haber prevenido el fraude cometido por empleados de su firma y que busca evitar que pueda volver a dirigir un fondo de inversión.
La demanda forma parte de una amplia investigación que ya se ha saldado con cinco acusados y cargos penales contra dos gestores de cartera del fondo, Mathew Martoma y Michael Steinberg, así como un acuerdo en marzo pasado por el que SAC Capital se comprometía a pagar 615 millones de dólares.
Según la acusación desvelada hoy, desde 1999 y hasta 2010 la firma habría promovido una "cultura de negocio" que suponía una "incesante búsqueda de información ventajosa" sin que hubiera un "compromiso significativo de asegurarse de que esa ventaja procedía de un legítimo análisis y no de información confidencial".
"El resultado predecible, como se acusa aquí, fueron unas sistemáticas operaciones con información confidencial por parte de SAC Capital que resultó en cientos de millones de dólares de beneficios ilegales y pérdidas evadidas a expensas de la comunidad inversora", afirma el documento.
Las autoridades federales buscan así acusar a la compañía en su conjunto por los hechos cometidos por "múltiples" empleados, como el analista Richard Lee, quien ya se ha declarado culpable de haber recomendado operaciones en bolsa a SAC Capital con base en información confidencial de compañías como Intel o Advance Micro Devices.
Aunque no se demanda personalmente a Cohen, se acusa a la dirección de la empresa de no haber establecido los mecanismos necesarios para controlar y evitar este tipo de prácticas y supone un duro golpe para el inversor, propietario del 100 por ciento de la firma que fundó hace más de dos décadas.