Staffan de Mistura, que advirtió que es imprescindible que la situación no siga agravándose, insistió en que el futuro de Siria no puede ser decidido de manera militar.
Moscú empezó con los bombardeos aéreos el 30 de septiembre y una semana después también empleó buques de guerra, que dispararon misiles desde el mar Caspio contra posiciones del grupo extremista Estado Islámico en Siria.
Desde que irrumpió la nueva actividad militar, más de 40,000 personas han huido de sus hogares, las cuales se suman a los ya más de 1.2 millones de desplazados internos en el país, después de cuatro años continuos de lucha.
Con todo, De Mistura se mostró optimista frente a la posibilidad de una vía diplomática, debido a que todos los actores regionales e internacionales saben que tarde o temprano tendrán que negociar.
"No hay una solución militar sostenible a la vista y creo y estoy convencido de que todo el mundo lo sabe, incluyendo los rusos, los americanos, el gobierno de Siria y los actores regionales", dijo el enviado especial.
De Mistura explicó a periodistas en Ginebra que ahora planea dirigirse a Moscú, donde se reunirá con el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, para continuar con lo que describió como la "diplomacia discreta" antes de volar a Washington, ya que Estados Unidos es otro actor principal externo en el conflicto sirio.
El enviado especial reconoció que no sabe si la intervención rusa bastará para crear un interés lo suficientemente grande entre las partes implicadas para conseguir llevarlas a la mesa de negociaciones.
Aun así, insistió en que además de la necesidad de un entendimiento entre Rusia y Estados Unidos, sigue siendo una prioridad escuchar al pueblo sirio, dado que son las víctimas del conflicto.
De Mistura también expresó esperanza de que dado que las autoridades sirias disponen de maneras muy precisas de atacar a sus oponentes gracias a la asistencia de los rusos, ya no había necesidad de recurrir a armamento indiscriminado como las bombas de barril.