"El Gobierno surcoreano no lo está considerando", dijo Moon al ser preguntado por el tema durante una rueda de prensa conjunta en Canberra con el primer ministro australiano, Scott Morrison.
"En lo referente a un boicot diplomático en los Juegos de Invierno en Pekín, ni Estados Unidos ni ningún otro país nos ha pedido unirnos" añadió el presidente surcoreano, que se encuentra realizando una visita de Estado a Australia.
Es la primera vez que Moon responde a esta cuestión después de que EE.UU. anunciara la semana pasada que no enviará una delegación oficial a Pekín 2022, aunque si a sus deportistas, debido a que considera que el Gobierno chino comete abusos de derechos humanos en la región de Xingjiang.
Canadá, Australia y el Reino Unido se han unido posteriormente a este boicot diplomático.
La posibilidad de participar en esta iniciativa es un asunto muy delicado para Corea del Sur, que tiene en EE.UU. a su principal aliado militar y segundo socio comercial y en China a su socio número uno en comercio.
China, de quien Corea del Norte obtiene el 90 % de sus importaciones, es además una figura clave a la hora de atraer de vuelta a Pionyang a la mesa de negociación.
Es por ello que el boicot supone un jarro de agua fría de cara a los planes de Seúl de usar Pekín 2022 como escenario para potenciar la reconciliación en la península.
El propio Moon ha venido impulsando la firma de un acuerdo de paz que ponga fin a la Guerra de Corea (1950-1953) -que se selló solo con un alto el fuego- y sirva de garante de seguridad para Pionyang y permita al régimen retornar a las negociaciones sobre desnuclearización, estancadas desde 2019.
En ese sentido, Moon dijo hoy en Canberra que "EE.UU., China y Corea del Norte han expresado, en principio, su conformidad (para con la firma de la declaración)".
El ejército norcoreano, el ejército de voluntarios chino y el Comando de Naciones Unidas (UNC), una coalición liderada por Washington, firmaron el alto el fuego el 27 de julio de 1953.