El papa expresó su cercanía espiritual a las víctimas de ambos países y aseguró que sólo se llega a la paz cuando "callan las armas y se empieza el diálogo".
Durante su reciente viaje del 13 al 15 de septiembre a Kazajistán, el papa había ya expresado preocupación "por los nuevos focos de tensión en la región del Cáucaso".
Armenia y Azerbaiyán, enfrentados desde la década de 1980 por Nagorno Karabaj -reconocido internacionalmente como territorio azerbaiyano pero poblado por armenios étnicos- se acusan mutuamente de los ataques fronterizos, que se repiten esporádicamente.
En los choques que estallaron entre las partes el pasado 13 de septiembre y que Bakú atribuyó a una "provocación a gran escala" de Ereván, murieron más de 210 militares de ambos bandos.
El pontífice también volvió a pedir oraciones por "la martirizada Ucrania" y pidió que llegue la paz en este país y en todos los rincones del mundo donde existe la guerra.