Los tres se habían saludado brevemente ya por primera vez el domingo, al término la ceremonia de canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII.
Durante el encuentro hablaron de las buenas relaciones entre España y la Santa Sede, de la misión de la Iglesia en la sociedad y también abordaron temas internacionales, en particular sobre algunas crisis internacionales, informó el Vaticano.
En el tradicional intercambio de regalos, el papa obsequió a los monarcas con una moneda de bronce con el relieve de la Basílica del Vaticano, un proyecto que jamás llegó a materializarse, así como una copia de la obra "Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium", sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, publicada por el pontífice en noviembre de 2013.
Por su parte, los monarcas ofrendaron al Papa dos libros de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, los dos grandes místicos españoles, encuadernados en piel blanca y adornados con el escudo papal en la portada y el de la Casa Real en la contraportada.
Se trata del séptimo pontífice que conoce personalmente el monarca español, quien no pudo asistir a la ceremonia de entronización del papa argentino hace un año debido a que se encontraba convaleciente de una operación de hernia discal. En su lugar asistieron los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia.
Los reyes viajaron el fin de semana a Roma, donde realizaron una visita de cortesía elm sábado al presidente italiano, Giorgio Napolitano, para asistir el domingo a la ceremonia de la doble canonización.
El monarca siempre mantuvo una estrecha relación con el Vaticano. Nacido en Roma en 1938, el Juan Carlos fue bautizado ese mismo año por el cardenal Eugenio Pacelli, entonces secretario de Estado del Vaticano que posteriormente sería elegido papa con el nombre Pío XII.
Cabe destacar que Juan Carlos y Sofía conocían personalmente a los dos pontífices que fueron proclamados santos y que con el polaco Karol Wojtyla, san Juan Pablo II, coincidieron hasta en siete ocasiones.
El recuerdo más especial lo guardan a San Juan XXIII, Angelo Roncalli, el "papa bueno", quien les dio la dispensa papal en 1962 para poder celebrar la boda por el rito católico y ortodoxo. (DPA)
