"Es el momento de la vergüenza", dijo Francisco durante la audiencia general en el saludo a los fieles franceses, cuando expresó a las víctimas su "tristeza y dolor por los traumas que han sufrido".
Según el informe publicado este martes por una comisión independiente y hecho público por los obispos franceses, en los últimos tres años ha investigado el fenómeno en la iglesia francesa y que ha identificado a entre 2,900 y 3,200 religiosos pederastas, hubo al menos 330,000 casos de abusos o violencia sexual sobre menores o personas vulnerables desde 1950.
"Por desgracia son números enormes", dijo el papa en referencia al informe en el que emergió un panorama desolador para la iglesia católica, "muy superior a lo esperado", según reconoció el presidente de la Conferencia Episcopal francesa, Éric de Moulins-Beaufort.
"Deseo expresar a sus víctimas mi tristeza y mi dolor y por los traumas que han sufrido mi vergüenza, nuestra verguenza, por la larga incapacidad de la Iglesia de ponerlas en el centro de sus preocupaciones", subrayó el papa.
Y agregó: "Recemos, Señor a ti la Gloria y a nosotros las vergüenza".
Francisco también animó "a los obispos, a los fieles, superiores y religiosos a continuar todos los esfuerzos para que dramas parecidos no se repitan" y expresó apoyo a los religiosos franceses para que superen "esta prueba dura, pero qué hará bien".
También invitó a los católicos franceses a asumir "sus responsabilidades para que la Iglesia sea una casa segura para todos".
Tras la publicación del informe, la oficina de prensa del Vaticano publicó una nota en la que el papa expresaba su "dolor" y en la que se decía que su pensamiento iba "ante todo a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y agradecimiento, por su valentía en la denuncia".
Francisco fue informado de la publicación del informe por parte de los obispos franceses, a quienes recibió en los últimos días durante las visitas ad limina (las que se hacen cada cinco años).
"Su pensamiento va ante todo a las víctimas, con gran dolor, por sus heridas, y agradecimiento, por su valentía en la denuncia, y a la Iglesia de Francia, porque, en la conciencia de esta terrible realidad, unida al sufrimiento del Señor por sus hijos más vulnerables, pueda embarcarse en un camino de redención", se indicó en un comunicado.
Durante la presentación del informe, el presidente de los obispos franceses expresó su "vergüenza" por unos hechos que "por su carácter conmociona y por su número abruma", pero pasó de puntillas por la cuestión de las indemnizaciones, que son la principal reclamación de las asociaciones de víctimas, que acusan a la iglesia de mirar para otro lado en ese asunto tras años de haberlo hecho con los casos denunciados.