"En ese momento, la línea de conflicto entre Rusia y Occidente, que durante la Guerra Fría estuvo entre las dos Alemanias, se desplazó al Mar Negro, una región que se ha convertido en el epicentro de la confrontación entre Rusia y Estados Unidos por definir su papel en el futuro de Europa", dice a Efe el director general del Instituto Diplomático Rumano, Iulian Fota.
Desde que ocupara militarmente la península ucraniana de Crimea, Rusia ha desplegado en este mar interior barcos y aviones de guerra, además de submarinos y sistemas de misiles de diverso alcance.
Las Fuerzas Armadas rusas, además, realizan periódicamente maniobras militares con decenas de miles de soldados, y se han visto implicadas en numerosos incidentes menores con países de la región aliados de Estados Unidos, como Rumanía.
Moscú también ha impuesto restricciones al tránsito de barcos en el estrecho de Kerch, que da entrada desde el resto del Mar Negro al Mar de Azov, en el que Ucrania tiene los puertos que aún conserva.
POLÍTICA DE DISUASIÓN
Como país ribereño del Mar Negro y miembro de la OTAN, Rumanía ha reaccionado reforzando su poder militar en estrecha cooperación con Estados Unidos, que ha hecho del incremento de su capacidad de disuasión en la zona una prioridad de su política en Europa.
"Nos hemos adaptado a la remilitarización de la política exterior rusa", explica Fota, que fue consejero presidencial y gubernamental en materia de seguridad y aclara que habla ahora a título personal.
Como parte de esta adaptación, todos los partidos rumanos acordaron en 2015 destinar a defensa al menos el 2% del presupuesto nacional, un aumento que se ha traducido, por ejemplo, en la compra a Estados Unidos de siete sistemas antimisiles Patriot.
Con la llegada de la primera de esas baterías en septiembre, Rumanía es el primer país del Mar Negro con ese sistema, lo que refuerza su capacidad de defensa y disuasión antiaérea.
"Con esta adquisición, Rumanía dispondrá de una capacidad muy importante para la OTAN y aumenta su capacidad de disuasión ante Rusia", dice a Efe el experto en seguridad Claudiu Degeratu, antiguo miembro de la delegación de Rumanía ante la OTAN.
Aunque "la balanza militar regional sigue desequilibrada en favor de Rusia", según Degeratu, Rumanía y sus aliados de la OTAN han dado pasos importantes desde 2014 para igualar fuerzas y disuadir nuevos intentos del Kremlin de expandir su influencia en la zona.
ESCUDO DE DEVESELU
Una infraestructura clave en la arquitectura de defensa occidental en Rumanía es el escudo antimisiles ubicado en la base militar que EEUU tiene en la localidad de Deveselu, en el sur del país, y que es parte del sistema antimisiles de la OTAN "Aegis Ashore".
Junto con una infraestructura similar instalada en Polonia, este sistema, operativo desde 2016, protege a Europa en caso de lanzamiento de misiles balísticos desde Rusia y Oriente Medio.
En esta política de disuasión es asimismo esencial la base aérea de Mihail Kogalniceanu, situada junto a la costa rumana del Mar Negro, y desde la que aviones estadounidenses y de la OTAN efectúan vuelos de reconocimiento.
Según publicaciones especializadas en defensa, Estados Unidos planea convertir en otra base de su fuerza aérea destinada a sobrevolar el Mar Negro la antigua base soviética de Campia Turzii, en Transilvania, en el centro de Rumanía.
Estas labores de patrulla las completan periódicamente los buques de guerra de la OTAN que entran y salen del Mar Negro.
Los Gobiernos de Bucarest y Washington han manifestado también su disposición a trasladar a Rumanía parte de los cerca de 12.000 soldados estadounidenses que serán retirados próximamente de Alemania.
ZONA CALIENTE
Otra parte de ese contingente será reubicado en Polonia, el otro gran aliado de Estados Unidos en Europa del Este.
Si Rumanía representa el baluarte de la estrategia de defensa europea de la OTAN en el sur del flanco sureste, Polonia es su principal punto de apoyo en el extremo noreste.
"El flanco norte fue, durante la Guerra Fría, el lugar donde se produjo el mayor despliegue de fuerzas militares de los dos bloques, pero nunca ha habido un conflicto real", dice el analista Degeratu.
"Si miramos al flanco sur, en cambio, en los últimos treinta años hemos visto guerras y conflictos como los de Chechenia y Armenia y Azerbaiyán; cambios de fronteras, como en Georgia y Ucrania, y han aparecido conflictos congelados en los que los dos ejércitos se mantienen en pie de guerra", concluye el experto.