La muerte de Floyd a manos de Chauvin, que durante más de nueve minutos aprisionó con su rodilla el cuello de la víctima, dio la vuelta al mundo en mayo del año pasado y provocó una enorme ola de protestas en Estados Unidos.
Este martes, tras conocerse el veredicto, las calles de Mineápolis y de otras ciudades han acogido celebraciones por este fallo, anunciado tan solo un día después de que finalizase el juicio con los alegatos finales de la defensa y la fiscalía.
El presidente estadounidense, Joe Biden, celebró que se haya hecho "justicia" pero reconoció que este veredicto no es suficiente y hay que abordar reformas y medidas que permitan restaurar la confianza de la ciudadanía en las fuerzas de la ley.
Poco más de diez horas de deliberaciones han necesitado los doce miembros del jurado para alcanzar su veredicto por unanimidad, por el que han considerado a Chauvin culpable de los tres cargos que se le imputaban.
Dichos cargos son asesinato involuntario en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio involuntario en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.
Como no tiene antecedentes penales, solo podría ser condenado a un máximo de 12 años y medio de prisión por cada uno de los primeros dos cargos y a 4 años de cárcel por el tercero.
La sentencia que deberá cumplir el exagente de policía ya condenado por causar la muerte por asfixia de Floyd en mayo de 2020 se conocerá en unas semanas, entre seis y ocho, según apuntó el juez del caso, Peter Cahill, tras leer este veredicto en presencia de Chauvin pasadas las 4.00 de la tarde en Mineápolis (21.00 GMT).
Cientos de personas que se encontraban en el exterior del edificio que alberga el tribunal celebraron el veredicto nada más conocerse. Aplaudieron, se abrazaron y saltaron de alegría con cada cargo anunciado.
"Vamos a cambiar este sistema podrido, ya lo estamos haciendo. Esto es solo el principio", aseguró a Efe Joanna Phillip, una joven de 25 años que lloró de alegría al escuchar el veredicto en las inmediaciones del juzgado, donde la palabra "culpable" repetida tres veces se convirtió en el cántico de la multitud.
También se concentraron cientos de personas en la esquina donde murió Floyd, en el sur de la ciudad, donde la gente lanzó billetes de manera simbólica a la tienda frente a la que murió George Floyd después de que uno de los dependientes llamase a la policía para denunciar que había pagado con un billete falso de veinte dólares.
"Hoy, podemos volver a respirar", afirmó más tarde, en una rueda de prensa uno de los hermanos de Floyd, Philonise, en clara referencia a las últimas palabras que pronunció George -"no puedo respirar"- cuando el expolicía Derek Chauvin lo asfixiaba con la rodilla.
La familia de Floyd compareció ante los medios acompañada de activistas como Al Sharpton y también del abogado de ésta, Ben Crump.
"Apoyémonos en este momento y asegurémonos de que quede documentado para los hijos que aún no han nacido. Que cuando tomen el periplo hacia la justicia, sepan que la sangre de George Floyd les dará un rastro para encontrar el camino hacia un Estados Unidos mejor", dijo Crump.
Nada más conocerse el veredicto, el presidente estadounidense, Joe Biden, llamó por teléfono a la familia de Floyd.
En la conversación telefónica, grabada en video por el abogado de la familia, Biden celebró que se haya hecho "justicia" en este juicio y se declaró "aliviado" por el veredicto.
Más tarde, en una comparecencia pública en la Casa Blanca junto a la vicepresidenta, Kamala Harris, Biden declaró que la muerte de Floyd fue "un asesinato a la luz del día" que vio todo el mundo y consideró que el veredicto puede ser un "gigante paso adelante" en el "camino hacia la justicia en Estados Unidos".
"Pero no es suficiente, no se puede parar aquí", advirtió Biden, quien pidió al Congreso que apruebe reformas de las prácticas policiales en el país para estar "a la altura del legado" de Floyd.
Subrayó, además, el compromiso del Gobierno federal de "restaurar la confianza" entre las fuerzas de la ley y la ciudadanía.
Por su parte, Harris advirtió también de que queda "mucho por hacer" para combatir la "injusticia racial" que evita que este país "cumpla su promesa de libertad y justicia para todos".