El 6.3 por ciento de los internautas españoles declara haber sufrido una pérdida económica a consecuencia de un intento de fraude, un punto más que a finales de 2010.
En cuanto al dinero estafado, en el 89.6 por ciento de las ocasiones la cantidad se situó por debajo de los 400 euros, frente al 85.1 por ciento al cierre del ejercicio 2010.
A pesar de las experiencias negativas, los usuarios no renuncian a utilizar servicios como el comercio electrónico o la banca en línea, según el estudio.
Aunque en la mayoría de los casos no lleguen a consumarse, el 64.2 por ciento de los internautas ha vivido una situación de intento de fraude recientemente, lo que pone de manifiesto la dimensión del fenómeno en España.
Según la misma fuente, los ciberdelincuentes envían comunicaciones o mensajes con tácticas de persuasión que inducen al usuario a proporcionar datos sensibles o a realizar una determinada acción.
El principal medio para difundir estos mensajes fraudulentos es el correo electrónico, aunque también se utilizan los mensajes y llamadas a través del teléfono móvil.
Para dar credibilidad a las estafas, los atacantes adoptan diversas "máscaras" simulando ser proveedores de comercio electrónico (42.6 por ciento) o bancos (39.1 por ciento).
El malware (programas maliciosos) alojado en los equipos de los hogares también es un indicador del fraude potencial que sufren los mismos, aunque este hecho no implica necesariamente que se produzca una situación de fraude.
La auditoría remota de los equipos en agosto de 2011 indica que un 47.4 por ciento de los equipos aloja troyanos genéricos, un 6.9 por ciento troyanos bancarios y un 6.2 por ciento rogueware (falsos antivirus).