El embargo fue aprobado con los votos a favor de Cote d’Ivore, Francia, Kuwait, Holanda, Perú, Polonia, Suecia, el Reino Unido y Estados Unidos, y las abstenciones de Bolivia, China, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Kazajastán y Rusia.
Bajo los términos de la resolución, los Estados deben impedir que armas y equipos relacionados de todo tipo, incluido munición, vehículos militares, equipamiento paramilitar, otros pertrechos y piezas de repuesto, entre en Sudán del Sur.
El Consejo también renovó las sanciones impuestas al régimen de Sudán del Sur, así como la prohibición de viajar y la congelación de los bienes de dos individuos acusados de fomentar la violencia durante el largo conflicto civil, que ha llevado a más de cuatro millones de personas a abandonar sus hogares y ha dejado a millones de personas dependientes de la ayuda humanitaria.
Si vamos a ayudar al pueblo de Sudán del Sur, necesitamos detener la violencia.
La embajadora estadounidense, Nikkie Haley, dijo: “Si vamos a ayudar al pueblo de Sudán del Sur, necesitamos detener la violencia. Y para detener la violencia, necesitamos detener el flujo de armamento a los grupos armados que los están usando para luchar entre ellos y aterrar a la población”.
En 2016, Estados Unidos, miembro permanente del Consejo de Seguridad, propuso ya el embargo de armas, pero fracasó al no obtener el apoyo necesario. “Desde entonces, sólo podemos imaginar cuántas armas han hecho su camino a las partes en Sudán del Sur, y cuánta gente ha tenido que morir”, afirmó Haley.
Los representantes de Etiopía y Guinea Ecuatorial expresaron su preocupación por el hecho de que la continuación de las medidas punitivas puede socavar el frágil proceso de país en el país.
El 27 de junio, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiier, y su rival político, el vicepresidente Riek Machar, firmaron un acuerdo que incluye un alto el fuego entre el Gobierno y las fuerzas de oposición.
Los esfuerzos previos para acabar con los enfrentamientos, en un conflicto que comenzó en 2013, han fracasado, dejando miles víctimas entre combatientes y civiles.