Los disturbios más serios tuvieron lugar en la estación de metro Ana Rosa, una de las más importantes de la ciudad brasileña.
En la entrada de la estación, trabajadores del metro, apoyados por otros grupos sociales, montaron barricadas incendiarias y fueron reprimidos por la policía militarizada, que arrojó bombas de gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes.
En tanto, el tránsito sufre trastornos en toda la ciudad. Un informe de la Compañía de Ingeniería de Tránsito (CET) indica que a primera hora de la mañana, hora local, había 123 kilómetros de calles congestionadas.
El sindicato que representa a los empleados del sector resolvió el domingo en asamblea continuar con la huelga, aún cuando el Tribunal Regional del Trabajo (TRT) de Sao Paulo declaró la medida como "abusiva".
Tras la decisión de mantener la huelga en las vísperas de la apertura del Mundial, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, convocó a una conferencia de prensa con carácter urgente en la que amenazó con despedir a los huelguistas.
"Quiero dejar claro que quien no vaya a trabajar incurre en la posibilidad de despido por causa justa", advirtió el político del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), principal opositor del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
Alckmin aludió expresamente a la decisión del TRT, que aumentó la multa diaria por día no trabajado al sindicato y ratificó el aumento salarial propuesto por las empresas administradoras del metro.
"Hoy el TRT decidió que la huelga es abusiva, totalmente ilegal. Hoy no hay más discusión (...) El TRT definió el índice de aumento y la propuesta aceptada fue la del metro", constató el gobernador.
A partir de ahora, lo que se discute "es el derecho de trabajar de más de cinco millones de personas que precisan del metro", agregó en referencia el número diario aproximado de usuarios de ese medio de transporte.
La decisión de continuar la huelga fue adoptada por mayoría, en una votación apretada, pero ratifica la advertencia hecha por los trabajadores días atrás, cuando dijeron que irían "hasta las últimas consecuencias" en pos de su demanda de un aumento del 12.2 por ciento en su salario, cuyo piso es de 1,323.55 reales (unos 601.6 dólares).
Las empresas ofrecieron un aumento de 8.7 por ciento, el cual fue aprobado por el tribunal de trabajo.
"Hay una Copa del Mundo, el mayor evento deportivo del mundo. El gobierno del estado (regional) tiene elecciones a fin de año, debe negociar. Tenemos que enfrentar al gobierno", justificó la decisión de proseguir con la medida de lucha el presidente del sindicato de los trabajadores del metro, Altino Melo dos Prazeres.
El sindicato celebrará hoy una nueva asamblea para decidir si continúa con la paralización.
De mantenerse la huelga hasta el jueves, serán perjudicados los aficionados que pretenden llegar a la Arena Corinthians utilizando ese medio de transporte para asistir al partido y la ceremonia inaugural del Mundial.
