La baja se debió a que se reavivaron los temores sobre las perspectivas de la economía nacional, debido al estancamiento de los ingresos, las escasas oportunidades de trabajo y a la negativa percepción de los consumidores sobre el estado de sus finanzas.
Asimismo, la mayoría de los consumidores consideraron que, en términos prácticos, aún no ha terminado la recesión, ya que la percepción que tienen sobre el futuro de la economía es relativamente similar a la que tenían hace dos años y medio.
Sin embargo, el índice asentó que disminuyeron las preocupaciones de los consumidores respecto a la inflación, y que la mayoría de los encuestados descartó un empeoramiento significativo de la situación de la economía en los próximos meses.