En el mensaje también hizo referencia a otras enfermedades diarreicas que condenan a muerte a niños, cuyos cuerpos debilitó el hambre, y anotó que se confirmaron más de ocho mil 400 casos de esas dolencias en 2017, 200 de los pacientes fallecieron.
Los funcionarios de Save the Children advirtieron que la escala del sufrimiento es aún mayor que en la etapa equivalente en 2011, cuando se registraron los mayores estragos respecto a la inclemencia climática.
El número de casos aumentó aceleradamente desde que la sequía comenzó a finales del año pasado y pasó de menos de 200 en la primera semana de noviembre a casi mil 400 en la segunda semana de febrero de 2017.
Para dar tratamiento de emergencia al foco de la crisis del cólera, Save the Children envió un equipo a través de la región de la Bahía y su capital, Baidoa, donde se reportó el 72 por ciento de los casos.
La actual sequía es una de las peores sufridas, y mucho más severa y prolongada que la de 2011. Durante esta etapa se destruyeron los cultivos, los pastos, diezmados y muchas comunidades se quedaron sin acceso a agua potable.
Conforme con pronósticos, más de un millón de niños somalíes sufrirán malnutrición este año, con casi 200 mil en riesgo de perecer por desnutrición aguda grave.
'Salvar estas vidas y reconstruir los medios de subsistencia exigirá una acción concertada de la comunidad internacional y que la acción debe empezar ahora', declaró Kevin Watkins, de Save the Children, quien visitó zonas afectadas por la sequía en la región somalí de Puntlandia.