Gregory Tony, jefe de la Policía de Broward, condado al norte de Miami, informó en conferencia de prensa de que Edward Eason y Josh Sanbul se suman a la lista de despedidos por su actuación durante el tiroteo, después de que Scot Peterson y Brian Miller fueran expulsados del cuerpo a inicios de mes.
Eason y Sanbul fueron despedidos por incumplir con su deber tras las llamadas de emergencia que llegaron desde el centro escolar cuando el exalumno Nikolas Cruz comenzó a disparar con un rifle de asalto a estudiantes y profesores, acabando con la vida de 17 de ellos el 14 de febrero de 2018.
"Dedicamos mucho tiempo a analizar nuestro protocolo, las acciones y las declaraciones proporcionadas por cada uno de los agentes involucrados", dijo Tony. "Después de que tomamos en cuenta todos esos hechos, nos quedó claro a mí y al personal de mando que esto fue un abandono del deber".
El alguacil indicó que no se tomaron acciones disciplinarias contra otros tres oficiales a los que también se investigó y apartó temporalmente de sus funciones, pero que ahora podrán regresar a sus puestos.
El Departamento de Policía de Broward ha recibido numerosas críticas por su actuación durante la masacre, entre ellas las de los propios padres de los alumnos.
El 4 de junio pasado, Peterson, que estaba a cargo de la seguridad de la escuela y quien era el único oficial armado en el recinto durante la matanza, fue detenido después de ser acusado de once cargos que incluyen negligencia infantil, negligencia culpable y perjurio.
La investigación oficial apunta a que el uniformado se negó a investigar la fuente de los disparos, no intervino durante el tiroteo y además ordenó a otras autoridades que llegaron a la escena que permanecieran a 500 pies de distancia del edificio.
También fue despedido entonces Miller, el primer agente que llegó a la escena del crimen, en su caso por "descuidar sus deberes" profesionales.
Según la investigación de una comisión estatal, Miller llegó a tiempo para escuchar tres o cuatro disparos, pero en lugar de tomar el mando de las operaciones se protegió detrás de su auto y no coordinó a sus compañeros al abstenerse de comunicarse por radio en los siguientes diez minutos tras su llegada.