"Para avanzar hacia sistemas financieros inclusivos que contribuyan a eliminar las desigualdades de género, es necesario contar con datos desagregados por sexo, y así romper el silencio estadístico que afecta a las mujeres", señaló Bárcena en su discurso.
La funcionaria encabezó este lunes, junto a la ministra de la Mujer y la Equidad de Género de Chile, Isabel Plá, el lanzamiento de la 17 versión del informe de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.
En este contexto, Bárcena hizo un llamado a "transformar datos en información, información en conocimiento y conocimiento en decisión política", tal como establecer la Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género en el marco del Desarrollo Sostenible hacia 2030.
Por su parte, Plá sostuvo que "la mujer en Chile está sujeta a un trato desigual", debido a que "enfrenta brechas en el acceso al empleo, salario, pensiones, en el ámbito de la salud, educación, mayor vulnerabilidad ante la violencia".
Advirtió que esta discriminación por género también aparece cuando la mujer "busca apoyo financiero".
La última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) reveló que 6 de cada 10 personas en situación de pobreza son mujeres y que 6 de cada 10 chilenos que no cuentan con ingresos propios son mujeres, dijo Plá.
De acuerdo con la ministra chilena, el desafío más importante de la banca es bajar las barreras para acelerar el progreso económico del país.
Plá también afirmó que que las chilenas, como lo demuestra el informe, "tienen un mejor comportamiento frente al compromiso financiero que los hombres".
De acuerdo con el documento, la participación de las mujeres en los productos de ahorro supera a los hombres, la demanda de servicios financieros de las mujeres tiene un componente habitacional mayor al de los hombres, y los índices de morosidad, protestas y reprogramación de deuda revelan un mejor comportamiento de pago de las mujeres.
Por su parte, Bárcena destacó el compromiso de Chile con la inclusión financiera de las mujeres, y valoró la elaboración de este informe como una "buena práctica que inspira a otros países de la región", que ha propiciado la cooperación Sur-Sur.
Añadió que "hoy nos enfrentamos a un contexto internacional incierto y complejo, que incluye la emergencia de conflictos comerciales y geopolíticos, y la creciente volatilidad financiera a nivel global".
En esta línea, el sector financiero se encuentra cada vez más concentrado e interconectado entre pocos actores y países, desligándose crecientemente de la economía real y de las necesidades de las personas, precisó Bárcena.
"Las políticas macroeconómicas deberían ser sensibles a las desigualdades de género, ya que las mujeres terminan amortiguando los choques económicos en los períodos de crisis, inestabilidad o recesión, principalmente a través de la sobrecarga de trabajo no remunerado", subrayó.
De acuerdo a la Cepal, la tasa de participación laboral de las mujeres en América Latina está estancada en torno al 52 por ciento (la de los hombres alcanza el 76.6 por ciento), y el desempleo continúa siendo mayor en el caso de las mujeres (10.7 por ciento ante 7.6 por ciento de los hombres).
Además, la mitad de las mujeres ocupadas (51.4 por ciento) se emplean en sectores de baja productividad, como el empleo doméstico y el trabajo independiente no calificado, con precarias condiciones laborales, bajos salarios y largas jornadas.
En materia de salarios, las mujeres perciben 16.1 por ciento menos que los hombres en igual situación.
Bárcena también advirtió que las mujeres en la región dedican entre un quinto y un tercio del tiempo diario o semanal al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, mientras que los hombres sólo dedican aproximadamente un 10 por ciento de su tiempo.
"La desigualdad de género sigue siendo un rasgo estructural en toda la región, y esto limita la autonomía de las mujeres: la autonomía física, la autonomía política y, especialmente, la autonomía económica", sostuvo la secretaria ejecutiva de la Cepal.