El Ministerio de Salud brasileño, que actualiza semanalmente el boletín de infectados y fallecidos, dijo este miércoles que hubo 98 muertes entre el 1 de julio de 2017 y el 6 de febrero y 353 casos confirmados de infecciones por fiebre amarilla.
Ello supone un aumento del 20 por ciento en el número de víctimas mortales y del 60 por ciento en infectados respecto al boletín anterior del ministerio, publicado el 30 de enero.
El estado de Minas Gerais (sur), con 44 muertos, Sao Paulo, con 41, y Río de Janeiro, con 12, son los más afectados de todo el país, y desde enero se está llevando a cabo una campaña urgente de vacunación a millones de personas.
Este es el segundo brote anual consecutivo de la enfermedad en Brasil, después de que el año pasado 261 personas fallecieran como consecuencia de la fiebre amarilla silvestre, que se transmite de monos a humanos por picaduras de algunos mosquitos.
Científicos especulan sobre la llegada de la enfermedad, que afecta sobre todo a monos, desde el Amazonas, mientras algunos analistas critican al gobierno del presidente Michel Temer por reducir el presupuesto para el combate a epidemias.
En vísperas del Carnaval y en plena canícula estival, Brasil lanzó una campaña masiva de vacunación para inmunizar a 15 millones de personas en el próximo mes y evitar un crecimiento exponencial en el número de afectados.
Con todo, las autoridades aseguran que no hay registro de fiebre amarilla urbana, que se transmite entre personas por picadas de mosquito y está erradicada en Brasil desde 1942, a pesar de que un caso en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo, está siendo investigado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió recientemente que el número de casos de fiebre amarilla confirmados triplicó las últimas semanas, y recomendó a los viajeros internacionales que se vacunen si prevén viajar al estado de Sao Paulo.