Más de un centenar de grupos procedentes de casi una treintena de países se inscribieron en la peregrinación de octubre, a la que se suman peregrinos que acuden en solitario o con sus familias, según datos avanzados este miércoles por el santuario.
Las celebraciones en Fátima, a unos 130 kilómetros de Lisboa, comienzan hoy con la procesión de las velas, pero tienen su jornada cumbre mañana, jueves, con la misa, la bendición de los enfermos y la procesión del adiós.
"La afluencia a Fátima comienza a regresar a los registros habituales prepandemia", aseguró en rueda de prensa el rector del santuario, Carlos Cabecinhas, que hizo un balance de los nueve primeros meses del año.
Entre enero y septiembre pasaron 2,133 grupos de peregrinos inscritos por Fátima, de los cuales 1,340 procedieron del extranjero, sobre todo de España, Polonia, Italia y Estados Unidos.
Los españoles fueron "los primeros en volver al santuario de Fátima" tras la pandemia, señaló Cabecinhas, que explicó además que está aumentando el número de peregrinos de España que acuden con sus familias al margen de los grupos organizados.
En los primeros nueve meses del año hubo 35 grupos asiáticos, "lejos de los números prepandemia".
Tras esta última gran peregrinación, el santuario se preparará para las celebraciones de 2023, que contarán con una visita del papa Francisco en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Lisboa en agosto.
El culto a Fátima tiene su origen entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, período durante el que tres niños portugueses -Lucía, Jacinta y Francisco- aseguraron que habían sido testigos de varias apariciones de la Virgen.
Los tres menores, que eran pastores, explicaron que la Virgen les hizo varias revelaciones en esos encuentros, que conforman la profecía de Fátima.
Los relatos de las apariciones convirtieron a Fátima en un lugar destacado de peregrinación para los creyentes, que cada año visitan por miles este pequeño enclave portugués.